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Hechos 21:13 - Versión Biblia Libre

13 Sin embargo, Pablo respondió: “¿Qué hacen? Están llorando y rompen mi corazón. No solo estoy listo para ser amarrado en Jerusalén, sino también para morir allí por causa del Señor Jesús”.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

13 Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no solo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Pero él dijo: «¿Por qué todo este llanto? ¡Me parten el corazón! Yo estoy dispuesto no solo a ser encarcelado en Jerusalén, sino incluso a morir por el Señor Jesús».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Pero él nos contestó: '¿Por qué me destrozan el corazón con sus lágrimas? Yo estoy dispuesto no sólo a ser encarcelado, sino también a morir en Jerusalén por el Nombre del Señor Jesús.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Pero Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque no sólo estoy dispuesto a ser atado, sino también a morir en Jerusalem por el nombre de Jesús, el Mesías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Respondió entonces Pablo: '¿Qué hacéis llorando y partiéndome el corazón? Estoy dispuesto no sólo a dejarme atar, sino a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús'.

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Hechos 21:13
25 Referans Kwoze  

Los Tres atravesaron las defensas filisteas, tomaron un poco de agua del pozo de la puerta de Belén y se la llevaron a David. Pero David se negó a beberla y la vertió como ofrenda al Señor.


¿Por qué han pisoteado a mi pueblo? ¿Por qué han machacado los rostros de los pobres en la tierra? el Señor Todopoderoso exige saberlo.


Este es el mensaje del Señor que llegó a Jeremías después de que Nabuzaradán, el comandante de la guardia, lo liberara en Ramá Nabuzaradán había descubierto a Jeremías atado con cadenas junto con todos los prisioneros de Jerusalén y de Judá que eran llevados al exilio en Babilonia.


“¿Qué es ese proverbio que ustedes citan sobre el país de Israel? “‘Los padres comieron las uvas sin madurar, pero sus hijos obtuvieron el sabor agrio’?


El capitán del barco se acercó a Jonás y le preguntó: “¿Cómo es que puedes estar durmiendo? Levántate y ora a tu Dios. Quizás así se dará cuenta de lo que pasa y no nos ahogaremos”.


Pero considero que mi vida no tiene ya valor para mí mismo. Solo quiero terminar mi misión y el ministerio que el Señor Jesús me dio de ser testigo de la buena noticia de la gracia de Dios.


Entonces todos lloraron mientras lo abrazaban y lo besaban.


Los apóstoles salieron del concilio, felices por ser considerados dignos de padecer afrenta por causa del nombre de Jesús.


Yo le mostraré que él tendrá que sufrir por causa de mi nombre”.


Déjenme decirles claramente, mis hermanos y hermanas: Yo muero cada día. Y esto es tan seguro como el orgullo que tengo por lo que Cristo ha hecho en ustedes.


De modo que incluso si yo diera mi vida como sacrificio y ofrenda para que ustedes crean en Dios, me alegro por ello, y me alegro con todos ustedes,


y él ha deseado verlos hace mucho tiempo a todos ustedes, preocupado por ustedes, pues han oído que estuvo enfermo.


Estoy feliz de tener dificultades por causa de ustedes, porque por las cosas que me ocurrieron físicamente soy parte de los sufrimientos de Cristo que él mismo sigue experimentando por causa de su cuerpo, la iglesia.


¡Recuerdo cuánto llorabas y deseo tanto verte! Eso me haría realmente feliz.


Pues estoy a punto de ser sacrificado, y se aproxima la hora de mi muerte.


Sé que se acerca la hora en que tendré que partir de esta vida, pues nuestro Señor Jesucristo me lo ha dicho.


Ellos lo vencieron mediante la sangre del Cordero y por el testimonio de sus vidas, y no amaron sus vidas al punto que estuvieron dispuestos a morir si era necesario.


Y como has perseverado como te lo dije, cuidaré de ti durante el juicio que viene sobre el mundo, cuando todos los habitantes de la tierra serán juzgados.


Su esposo le preguntaba: “Ana, ¿por qué lloras? ¿Por qué no comes? ¿Por qué estás tan alterada? ¿No soy mejor para ti que diez hijos?”


“¿Qué es ese balido de las ovejas que escuchan mis oídos? ¿Qué es ese mugido del ganado que estoy oyendo?” preguntó Samuel.


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