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Hechos 20:25 - Versión Biblia Libre

25 “Ahora estoy seguro de que ustedes no volverán a ver mi rostro, ustedes entre los cuales compartí la noticia del reino.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 »Y ahora sé que ninguno de ustedes, a quienes les he predicado del reino, volverá a verme.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Ahora sé que ya no me volverán a ver todos ustedes, entre quienes pasé predicando el Reino.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de vosotros entre quienes pasé predicando el reino,° volverá a ver mi rostro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Mirad: yo sé que no veréis más mi rostro ninguno de vosotros, entre los que pasé predicando el reino.

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Hechos 20:25
13 Referans Kwoze  

Donde vayan, díganle a la gente: ‘el reino de los cielos está cerca’.


Cuando las personas oyen el mensaje del reino, y no lo entienden, el maligno viene y arranca lo que fue sembrado en sus corazones. Esto es lo que ocurre con las semillas que cayeron en el camino.


“Todo maestro religioso que haya aprendido acerca del reino de los cielos es como el propietario de una casa que saca de su despensa tesoros nuevos y viejos”, respondió Jesús.


Desde ese momento, Jesús comenzó a declarar su mensaje, diciendo: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca”.


Jesús viajó por toda Galilea, enseñando en las sinagogas, contando las buena nueva del reino, y sanando todas las enfermedades que tenían las personas.


Lo que fue escrito en la ley y los profetas permaneció hasta Juan. De ahí en adelante se está esparciendo la buena noticia del reino, y todos están ansiosos por entrar.


“Deja que los muertos entierren a sus propios muertos”, le respondió Jesús. “Tú ve y proclama el reino de Dios”.


Lo que más los atribulaba era lo que él había dicho acerca de no volverlo a ver... Entonces descendieron hasta la embarcación con él.


Y les hablaba del reino de Dios, y enseñaba sobre el Señor Jesucristo audazmente. Y nadie se lo impedía.


Pero cuando creyeron en lo que Felipe les dijo acerca de la buena nueva sobre el reino de Dios y el nombre de Jesucristo, hombres y mujeres se bautizaron.


Pero ahora, como no hay más lugar aquí donde trabajar, y como he deseado visitarlos desde hace años,


Aún así, los que estaban en las iglesias de Judea no me habían visto personalmente.


Quiero que sepan cuán arduo estoy trabajando por ustedes y por los que están en Laodicea—y de hecho, por todos aquellos que aún no me han conocido personalmente—


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