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Hechos 16:17 - Versión Biblia Libre

17 Esta chica siguió a Pablo y al resto de nosotros por todos los lugares, gritando: “Estos hombres son siervos del Dios Todopoderoso. ¡Ellos dicen cómo se puede ser salvo!”

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

17 Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Ella seguía a Pablo y también al resto de nosotros, gritando: «Estos hombres son siervos del Dios Altísimo y han venido para decirles cómo ser salvos».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Empezó a seguirnos a nosotros y a Pablo gritando: 'Estos hombres son siervos del Dios Altísimo y les anuncian el camino de la salvación.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Ésta seguía a Pablo y a nosotros, gritando: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian un camino de salvación.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Nos seguía a Pablo y a nosotros, gritando: 'Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, que os anuncian el camino de salvación'.

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Hechos 16:17
31 Referans Kwoze  

Clamé por ayuda al Dios Altísimo, a Dios, quien me defiende.


Se acordaron de que Dios era su roca, que el Dios Altísimo era su salvador.


Nabucodonosor se dirigió a la puerta del horno de fuego ardiente. “¡Sadrac, Mesac y Abednego, siervos del Dios Altísimo, salid! Venid aquí!”, gritó. Y Sadrac, Mesac y Abednego salieron del fuego.


Entonces Nabucodonosor dijo: “¡Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednego! Él envió a su ángel y rescató a sus siervos que confiaban en él. Ellos desobedecieron mi mandato real, arriesgando sus vidas, y se negaron a adorar a otros dioses que no fueran su Dios.


Tengo el placer de compartir con ustedes un relato de las señales y maravillas que el Dios Altísimo ha hecho por mí.


Su Majestad, el Dios Altísimo le dio a su padre Nabucodonosor este reino, y poder, gloria y majestad.


Fue expulsado de la sociedad humana y su mente se volvió como la de un animal. Vivió con los asnos salvajes y comió hierba como el ganado, y fue empapado con el rocío del cielo hasta que reconoció que el Altísimo gobierna los reinos humanos y que se los da a quien él quiere.


Finalmente, el rey dio la orden y Daniel fue llevado y arrojado al foso de los leones. El rey le dijo: “¡Que te salve el Dios al que tan lealmente sirves!”.


Al acercarse al foso, llamó con ansiedad a Daniel: “Daniel, siervo del Dios vivo, al que honras tan fielmente, ¿ha podido tu Dios salvarte de los leones?”


“Soy hebreo”, respondió Jonás. “Y yo adoro al Señor, al Dios de los cielos, del mar y de la tierra”.


¿Qué debo llevar al acercarme al Señor, y al inclinarme ante el Dios del cielo? ¿Debo venir a él con holocaustos, con novillos de un año?


Y enviaron a algunos de sus propios discípulos donde él junto con algunos de los seguidores de Herodes. “Maestro, sabemos que eres un hombre veraz, y que el camino de Dios que enseñas es el verdadero”, comenzaron ellos. “Tú no te dejas influir por ningún otro, y no te preocupa el rango o la posición social.


Y ellos gritaban: “¿Qué tienes que ver con nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido a torturarnos antes de tiempo?”


“Jesús de Nazaret, ¿por qué nos molestas?” gritaba. “¿Has venido a destruirnos? ¡Yo sé quién eres! ¡Tú eres el Santo de Dios!”


Llegaron y dijeron: “Maestro, sabemos que eres una persona honesta y que no buscas aprobación, porque no te interesa el estatus o la posición. Por el contrario, enseñas el camino de Dios conforme a la verdad. Dinos entonces, ¿es correcto pagar o no el tributo al césar?


Y con voz alta gritó: “¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, hijo del Dios Todopoderoso? ¡Jura por Dios que no me torturarás!”


dando conocimiento de la salvación a su pueblo mediante el perdón de sus pecados.


para resplandecer sobre aquellos que viven en la oscuridad y bajo la sombra de muerte, y para guiarnos por el sendero de la paz”.


Entonces le dijeron: “Maestro, sabemos que enseñas lo que es recto, y que no te dejas persuadir por la opinión de los demás. Tú realmente enseñas el camino de Dios.


“¿Qué quieres con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: ¡El Santo de Dios!”


Salieron demonios de muchas personas, gritando: “Tú eres el hijo de Dios”. Pero Jesús los interrumpía y no los dejaba hablar porque ellos sabían que él era el Cristo.


Cuando vio a Jesús gritó, se lanzó a los pies de Jesús y le preguntó en voz alta: “¿Qué quieres conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Por favor, no me tortures, te lo ruego!”


Jesús respondió: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no es a través de mí.


Entonces comenzó a hablar de manera abierta en la sinagoga. De modo que cuando Priscila y Aquila lo escucharon, lo invitaron a unirse a ellos y le enseñaron con mayor amplitud el camino del Señor.


Y ciertos judíos que iban por ahí haciendo exorcismos, decidieron usar el nombre del Señor Jesús cuando sacaban a los espíritus malignos. Y decían: “Te ordeno que salgas en el nombre de Jesús, del que habla Pablo”.


¡Sí! ¡Ustedes son un pueblo libre! Así que no usen la libertad para disimular la maldad, sino vivan como siervos de Dios.


Muchos seguirán sus perversiones inmorales, y por causa de ellos la gente condenará el camino de la verdad.


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