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Hebreos 7:19 - Versión Biblia Libre

19 (porque la ley nunca perfeccionó nada). Pero ahora ha sido reemplazada por una esperanza mejor, por la cual podemos acercarnos a Dios.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

19 (pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Pues la ley nunca perfeccionó nada, pero ahora confiamos en una mejor esperanza por la cual nos acercamos a Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 pues la Ley no trajo nada definitivo, y al mismo tiempo se nos abre una esperanza mucho mejor: la de tener acceso a Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 porque la ley nada perfeccionó, sino que fue introducción a una mejor esperanza, por medio de la cual nos acercamos a Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 pues realmente la ley no ha llevado nada a la perfección; y por otra parte, la introducción de una esperanza mejor, por la que nos vamos acercando a Dios.

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Hebreos 7:19
29 Referans Kwoze  

¡Pero yo amo estar cerca de Dios! He elegido al Señor Dios como mi protector, y contaré todo lo que has hecho.


Viniste a mí cuando te llamé, y me dijiste: “¡No tengas miedo!”


La ley fue dada por medio de Moisés; pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.


Jesús respondió: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no es a través de mí.


Por medio de él todo el que cree es justificado de todos sus errores, y de una manera que nunca podría ser posible mediante la ley de Moisés.


Porque es por medio de Jesús, y por nuestra fe en él, que hemos recibido acceso a esta posición de gracia en la que estamos, esperando con alegría y confianza que podamos participar de la gloria de Dios.


¿Qué concluimos entonces? ¿Que la ley es pecado? ¡Por supuesto que no! Pues yo no habría conocido lo que era el pecado si no fuera porque la ley lo define. Yo no me habría dado cuenta de que el deseo de tener las cosas de otras personas estaba mal si no fuera porque la ley dice: “No desees para ti lo que le pertenece a otro”.


Lo que la ley no pudo hacer porque no tenía el poder para hacerlo debido a nuestra naturaleza pecaminosa, Dios pudo hacerlo. Al enviar a su propio Hijo en forma humana, Dios se hizo cargo del problema del pecado y destruyó el poder del pecado en nuestra naturaleza humana pecaminosa.


pero sabemos que nadie es justificado por hacer lo que la ley exige, sino solo por la fe en Jesucristo. Nosotros hemos confiado en Cristo Jesús a fin de que pudiéramos ser justificados al poner nuestra confianza en Cristo, y no por hacer lo que la ley dice, porque nadie es justificado por la observación de los requisitos de la ley”.


¿De modo que la ley obra en contra de las promesas de Dios? ¡Por supuesto que no! Porque si hubiera una ley que pudiera dar vida, entonces nosotros podríamos ser justificados por el cumplimiento de ella.


La ley fue nuestro guardián hasta que vino Cristo, para que pudiéramos ser justificados por la fe en él.


Por él y nuestra fe en él podemos acercarnos a Dios con total confianza y libertad.


Dios quiso darles a conocer la gloriosa riqueza de este misterio a las naciones: ¡Cristo viviendo en ustedes es la gloriosa esperanza!


Esta carta viene de Pablo, un apóstol de Jesucristo designado por la autoridad de Dios, nuestro Salvador, y Cristo Jesús, quien es nuestra esperanza.


La ley es apenas una sombra de las cosas buenas que vendrían, y no de la realidad como tal. De modo que no podía justificar a los que venían a adorar a Dios por medio de sacrificios repetitivos que se ofrecían cada año.


Él nos ha dado algo aún mejor, para que ellos no llegaran a la plenitud sin nosotros.


¡No podemos esperar que Dios se agrade de nosotros si no confiamos en él! Todo el que se acerca a Dios debe creer que él existe, y que recompensa a quienes lo buscan.


Pero Cristo es un hijo, a cargo de la casa de Dios. Y nosotros somos la casa de Dios siempre y cuando nos aferremos con confianza a la esperanza en la cual decimos que creemos con orgullo.


Así que deberíamos acercarnos confiados a Dios, en su trono de gracia, para recibir misericordia, y descubrir la gracia que nos ayuda cuando realmente la necesitamos.


De modo que por estas dos acciones que no pueden cambiarse, y, como Dios no puede mentir, podemos tener plena confianza en que al huir buscando seguridad, podemos aferrarnos de la esperanza que Dios nos presentó.


Ahora, si hubiera sido posible lograr la perfección por el sacerdocio de Leví (pues así fue como se recibió la ley), ¿Por qué había necesidad de otro sacerdote que siguiera el orden de Melquisedec, y no del orden de Aarón?


Esto no se hizo sin un juramento, aunque los que se convierten en sacerdotes lo hacen con un juramento.


En consecuencia, tiene el poder para salvar por completo a los que se acercan a Dios por medio de él, viviendo siempre para rogar su caso a favor de ellos.


Pero a Jesús se le ha dado un ministerio mucho mejor, pues él es el único mediador de una relación mejor entre nosotros y Dios. Una relación basada en mejores promesas.


Esta es una ilustración para nosotros en el presente, demostrándonos que los dones y sacrificios que se ofrecen no pueden limpiar la conciencia del adorador.


Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes. Laven sus manos, pecadores. Purifiquen sus corazones, ustedes que tienen lealtades divididas.


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