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Hebreos 13:17 - Versión Biblia Libre

17 Sigan a sus líderes, y hagan lo que ellos les piden, porque ellos cuidan de ustedes y darán cuenta. Actúen de tal manera que ellos puedan hacerlo con alegría, y no con tristeza, pues eso no sería bueno para ustedes.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Obedezcan a sus líderes espirituales y hagan lo que ellos dicen. Su tarea es cuidar el alma de ustedes y tienen que rendir cuentas a Dios. Denles motivos para que la hagan con alegría y no con dolor. Esto último ciertamente no los beneficiará a ustedes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Obedezcan a sus dirigentes y estén sumisos, pues ellos se desvelan por sus almas, de las cuales deberán rendir cuenta. Ojalá esto sea para ellos motivo de alegría y no un peso, pues no les traería a ustedes ventaja de ninguna clase.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Prestad atención° a quienes os dirigen° y sed dóciles,° porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que hagan esto con gozo, y no quejándose; porque esto no sería provechoso para vosotros.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Confiad en quienes os dirigen y obedecedles, pues ellos velan por vuestras almas sabiendo que tienen que rendir cuentas. Así esto será para ellos tarea gozosa, y no llena de angustia, lo cual sería perjudicial para vosotros.

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Hebreos 13:17
34 Referans Kwoze  

“Vuelve a donde tu señora y obedécele”, le dijo el ángel del Señor.


Así que Moisés volvió al Señor. Y dijo: “Por favor, el pueblo ha pecado muy mal al hacerse dioses de oro para sí mismos.


No escuché lo que mi maestro decía, ni presté atención a mis instructores.


He puesto centinelas en tus muros, Jerusalén; no callarán jamás, ni de día ni de noche. Ustedes que oran al Señor, no se detengan nunca a descansar.


Pero si te niegas a escuchar, lloraré secretamente por dentro a causa de tu orgullo. Mis lágrimas se derraman porque el rebaño del Señor ha sido capturado.


“Hijo de hombre, dile a tu pueblo: Si yo trajera un ejército para atacar un país, la gente de allí elegiría a uno de ellos para que fuera su centinela.


Así que el hombre rico llamó a su administrador, y le preguntó: ‘¿Qué es esto que oigo sobre ti? Tráeme tus cuentas, porque no seguirás más cómo mi administrador’.


Cuídense ustedes mismos y cuiden el rebaño, el cual les ha sido encomendado por el Espíritu Santo para que cuiden de él. Alimenten la iglesia del Señor, la cual ha comprado con su propia sangre.


Así que cada uno de nosotros tendrá que rendir cuenta de sí mismo a Dios.


que respeten su liderazgo, y así mismo a todos los que ayudan en la obra con tanta dedicación.


Cada uno de ustedes debe estar dispuesto a aceptar lo que los demás les dicen a partir de la reverencia por Cristo.


y siempre me alegro de recordarlos a todos en mis oraciones,


Así que, amigos, sigan trabajando por la meta de la salvación con plena reverencia y respeto hacia Dios, siguiendo lo que se les ha enseñado. No solo cuando yo estaba con ustedes, sino mucho más ahora que estoy lejos.


mostrándoles la palabra de vida. ¡Así tendré algo de qué enorgullecerme cuando Cristo regrese, demostrando que no anduve de aquí para allá trabajando en vano!


Así que recíbanlo con mucha alegría en el Señor. Honren a personas como él,


La manera como algunos viven los convierte en enemigos de la cruz de Cristo, tal como a menudo les he dicho a ustedes y se los repito aunque me causa tanto dolor que quiero llorar.


Así que permanezcan firmes en el Señor, mis queridos amigos, pues ustedes son muy importantes para mí, y me hacen muy feliz. ¡Ustedes son mi corona! ¡En verdad los amo y anhelo verlos!


Tomen nota de los que no hacen lo que les estamos diciendo en esta carta, y asegúrense de no asociarse con ellos, para que sean avergonzados.


Los ancianos que dirigen la iglesia deberían ser considerados como doblemente valiosos, especialmente aquellos cuya obra es la predicación de la palabra y la enseñanza.


Envíen mi saludo a todos sus líderes, y a todos los creyentes que hay allá. Los creyentes que están aquí en Italia envían sus saludos.


Recuerden a los líderes que les enseñaron la palabra de Dios. Miren nuevamente los frutos de sus vidas, e imiten su fe en Dios.


Colóquense, pues, bajo la dirección de Dios. Confronten al enemigo, y él huirá de ustedes.


Jóvenes, hagan lo que los ancianos les dicen. Sin duda deberían todos servirse unos a otros con humildad, porque “Dios aborrece a los orgullosos, pero obra en favor de los humildes”.


Pero el pueblo se negó a escuchar lo que Samuel decía. “¡No!”, insistieron. “¡Queremos nuestro propio rey!


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