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Hebreos 11:32 - Versión Biblia Libre

32 ¿Qué otro ejemplo podría mostrarles? El tiempo no me alcanza para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté; o sobre David, Samuel y los profetas.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

32 ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 ¿Cuánto más les tengo que decir? Se necesitaría demasiado tiempo para contarles acerca de la fe de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y todos los profetas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 ¿Qué más diré? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, lo mismo que de Samuel y de los profetas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltará para relatar acerca de Gedeón,° de Barac,° de Sansón,° de Jefté,° de David,° y también de Samuel° y de los profetas;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 ¿Y para qué seguir? Tiempo me faltaría si tuviera que contar lo ocurrido a Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas,

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Hebreos 11:32
38 Referans Kwoze  

Moisés y Aaron estuvieron entre sus sacerdotes; Samuel también le rogó. Ellos clamaron al Señor por ayuda, y él les respondió.


El Señor me dijo: Aunque Moisés y Samuel estuvieran delante de mí suplicándome en nombre de este pueblo, no me darían lástima. Envíalos lejos de mí. Haz que se vayan.


Estén felices, muy felices, porque recibirán una gran recompensa en el cielo—pues ellos persiguieron de esa misma manera a los profetas que vinieron antes de ustedes.


Habrá llanto y crujir de dientes cuando vean a Abrahán, Isaac, Jacob, y a todos los profetas en el reino de Dios, pero ustedes serán echados fuera.


“Abrahán le dijo: ‘Si ellos no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerían aunque alguien volviera de entre los muertos’”.


Jesús hizo muchas otras cosas también, y si se escribieran, dudo que el mundo entero pueda contener todos los libros que se escribirían.


Él es Aquél del cual hablaron todos los profetas, para que todo el que crea en él reciba perdón por medio de su nombre”.


Luego los dotó de jueces como líderes hasta los días del profeta Samuel.


A partir de Samuel, todos los profetas profetizaron acerca de estos días.


Pero si el hecho de que estamos equivocados ayuda a demostrar que Dios está en lo correcto, ¿qué debemos concluir? ¿Que Dios se equivoca al pronunciar juicio sobre nosotros? (Aquí estoy hablando desde una perspectiva humana).


Miremos el ejemplo de Abraham. Desde la perspectiva humana, él es el padre de nuestra nación. Preguntemos: “¿Cuál fue su experiencia?”


¿Cuál es nuestra respuesta, entonces? ¿Debemos seguir pecando para tener aún más gracia?


¿Qué concluimos entonces? ¿Que la ley es pecado? ¡Por supuesto que no! Pues yo no habría conocido lo que era el pecado si no fuera porque la ley lo define. Yo no me habría dado cuenta de que el deseo de tener las cosas de otras personas estaba mal si no fuera porque la ley dice: “No desees para ti lo que le pertenece a otro”.


Tomen como ejemplo a los profetas, amigos míos. Miren cómo hablaban en nombre del Señor mientras sufrían y esperaban con paciencia.


pues ninguna profecía tuvo su origen en las ideas humanas, sino que los profetas hablaron por Dios, siendo movidos por el Espíritu Santo.


No olviden las palabras que los profetas dijeron en el pasado, y lo que el Señor y Salvador ordenó por medio de los apóstoles.


Dio a luz un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció, y el Señor lo bendijo.


Sansón dirigió a Israel como juez por veinte años durante el tiempo de los filisteos.


Después de la muerte de Aod, los israelitas volvieron a hacer lo que era malo a los ojos del Señor.


Pero los israelitas hicieron lo que era malo a los ojos del Señor. Así que el Señor los entregó a los madianitas durante siete años.


El ángel del Señor vino y se sentó bajo la encina de Ofra que pertenecía a Joás el abiezerita. Su hijo Gedeón estaba trillando allí el trigo en un lagar para ocultarlo de los madianitas.


El Señor se dirigió a él y le dijo: “Ve con la fuerza que tienes y salva a Israel de los madianitas. ¿No soy yo quien te envía?”


A su debido tiempo, Ana quedó embarazada y dio a luz un hijo. Le puso el nombre de Samuel, diciendo: “Porque se lo pedí al Señor”.


Entonces el Señor envió a Gedeón, Barak, Jefté y Samuel, y los salvó de los enemigos que los rodeaban para que pudieran vivir con seguridad.


El Señor un día le preguntó a Samuel: “¿Hasta cuándo vas a seguir llorando a Saúl porque lo he rechazado como rey de Israel? Llena tu frasco con aceite de oliva y vete. Ve donde Isaí de Belén, porque he elegido un rey para mí de entre sus hijos”.


Samuel tomó el frasco de aceite de oliva y lo ungió en presencia de sus hermanos, y el Espíritu del Señor vino sobre David con poder desde aquel día. Luego Samuel se fue y regresó a Ramá.


David le respondió al filisteo: “Tú vienes a atacarme con espada, lanza y jabalina. Pero yo vengo a atacarte en nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, del que te has burlado.


Entonces Elcana se fue a su casa en Ramá, mientras el niño se quedó con el sacerdote Elí sirviendo al Señor.


Pero Samuel servía ante el Señor: era un muchacho vestido de sacerdote, con un efod de lino.


“Las armas de los poderosos son destrozadas, mientras que los que tropiezan se vuelven fuertes.


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