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Génesis 37:36 - Versión Biblia Libre

36 Mientras tanto, los ismaelitas habían llegado a Egipto y le habían vendido a José a Potifar. Potifar era uno de los oficiales del faraón, era el capitán de la guardia.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

36 Y los madianitas lo vendieron en Egipto a Potifar, oficial de Faraón, capitán de la guardia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

36 Mientras tanto, los mercaderes madianitas llegaron a Egipto, y allí le vendieron a José a Potifar, quien era un oficial del faraón, rey de Egipto. Potifar era capitán de la guardia del palacio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

36 Entretanto los madianitas llegaron a Egipto y vendieron a José a Putifar, funcionario del palacio de Faraón y capitán de la guardia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

36 Mientras tanto, los madianitas lo habían vendido en Egipto a Potifar, eunuco° de Faraón, jefe de los guardias.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

36 Los madianitas lo vendieron en Egipto a Putifar, eunuco del Faraón y jefe de la guardia.

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Génesis 37:36
12 Referans Kwoze  

Así que cuando los ismaelitas (que eran comerciantes de Madián) llegaron, sacaron a José de la fosa y se lo vendieron por veinte piezas de plata. Los ismaelitas lo llevaron a Egipto.


y los encarceló en la casa del comandante de la guardia, la misma prisión donde estaba José.


El comandante de la guardia les asignó a José como su asistente personal. Fueron mantenidos en prisión por algún tiempo.


Un joven hebreo estaba allí con nosotros, un esclavo del comandante de la guardia. Cuando le contamos nuestros sueños, nos interpretó el significado de nuestros diferentes sueños.


El séptimo día del quinto mes, en el año decimonoveno de Nabucodonosor, rey de Babilonia, entró en Jerusalén Nabuzaradán, comandante de la guardia, un oficial del rey de Babilonia.


El séptimo día del banquete, el rey, sintiéndose feliz por haber bebido vino, ordenó a los siete eunucos que eran sus asistentes, Mehumán, Bizta, Harbona, Bigta, Abagta, Zetar y Carcas,


Pero, antes de eso envió a un hombre, José, quién había sido vendido como un esclavo.


No permitas que los extranjeros que se han dedicado al Señor digan: “El Señor me excluirá definitivamente de su pueblo”. Y no permitas que los eunucos digan: “Mírame, soy tan inútil como un árbol seco porque no tengo hijos”.


Entonces Nabuzaradán, el comandante de la guardia, se llevó a Babilonia al resto del pueblo que se había quedado en la ciudad, junto con los que habían desertado y se habían pasado a él.


Daniel se acercó a Arioc, el comandante de la guardia imperial, a quien el rey había puesto a cargo de la orden de ejecutar a todos los sabios de Babilonia. Con sabiduría y tacto


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