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Filipenses 3:20 - Versión Biblia Libre

20 Pero nuestra patria es el cielo, y esperamos un salvador, al Señor Jesucristo, que también vendrá de ella.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, donde vive el Señor Jesucristo; y esperamos con mucho anhelo que él regrese como nuestro Salvador.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Nosotros tenemos nuestra patria en el cielo, y de allí esperamos al Salvador que tanto anhelamos, Cristo Jesús, el Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde aguardamos ardientemente al Salvador, al Señor Jesús, el Mesías,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Pero nuestra patria está en el cielo, de donde aguardamos que venga un Salvador, el Señor Jesucristo,

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Filipenses 3:20
36 Referans Kwoze  

Me has mostrado el camino de la vida, me has llenado de alegría con tu presencia, y con el placer de vivir contigo para siempre.


En cuanto a mí, veré tu rostro en toda su gloria. Cuando despierte, estaré grandemente complacido de verte cara a cara.


El camino de la vida para los justos va hacia arriba, para que pueden evitar caer en la tumba que esta debajo.


Jesús le dijo: “Si quieres ser perfecto, entonces ve y vende todas tus posesiones, da el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Entonces ven y sígueme”.


Esto es lo que ocurre con las personas que acumulan riqueza para sí mismas, pero no son ricos en relación con Dios”.


y serás bendecido, porque ellos no tienen cómo pagarte, y tú serás recompensado en la resurrección de los buenos”.


“Hombres de Galilea, ¿por qué están ahí parados mirando al cielo?” preguntaron ellos. “Este mismo Jesús que ha sido llevado al cielo delante de ustedes vendrá de la misma manera en que lo vieron irse”.


a fin de que no pierdan ningún don espiritual mientras esperan la venida de nuestro Señor Jesucristo.


Las personas terrenales son como el hombre hecho de la tierra; las personas celestiales son como el hombre que vino del cielo.


No nos interesa lo visible, porque aspiramos a lo invisible. Lo que vemos es temporal, pero lo que no vemos es eterno.


Como les digo, estamos seguros, deseando estar lejos del cuerpo para poder estar en casa con el Señor.


Pero la Jerusalén celestial es libre. Ella es nuestra madre.


Esto significa que ya ustedes no son extranjeros, sino conciudadanos del pueblo de Dios y pertenecen a la familia de Dios


Él levantó a Cristo, y en Cristo Jesús nos sentó con él en el cielo,


a fin de que puedan comprender lo que es realmente importante. Y que así puedan ser hallados fieles y e irreprensibles cuando Cristo regrese,


Simplemente asegúrense de que su forma de vivir corresponde a la buena noticia de Cristo de tal modo que, ya sea que los vea o no, pueda saber cómo están: que permanecen firmes y en plena armonía unos con otros, unidos en espíritu mientras trabajan juntos por la fe de la buena noticia.


por causa de la esperanza preparada para ustedes en el cielo. Ya escucharon sobre esto en la buena noticia, el mensaje de verdad


mientras aguardan la venida de su Hijo, Jesús, al que Dios levantó de los muertos, y quien nos salvará del juicio que está por venir.


Pues el Señor mismo descenderá con grito de mando, con el clamor del arcángel, y con el sonido de la trompeta de Dios; y los que han muerto en Cristo resucitarán primero.


Ahora tengo un premio reservado, la corona de la vida, conforme a lo que es justo. El Señor, (que es el juez que siempre hace justicia), me dará ese premio ese Día. Y no solo a mí, sino a todos los que anhelan su venida.


mientras aguardamos la maravillosa esperanza de la aparición gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.


Pero ustedes han llegado al Monte de Sión, la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial, con sus miles y miles de ángeles.


del mismo modo ocurre con Cristo. Pues al haber sido sacrificado una sola vez para quitar los pecados de muchos, vendrá otra vez, no para hacerse cargo del pecado, sino para salvar a quienes lo esperan.


Miren que viene rodeado de nubes, y todos lo verán, incluso quienes lo mataron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por él. ¡Que así sea! Amén.


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