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Ezequiel 9:6 - Versión Biblia Libre

6 Maten a los ancianos, a los jóvenes y a las niñas, a las mujeres y a los niños, pero no se acerquen a los que tienen la marca. Empezad por mi santuario”. Así que empezaron por matar a los ancianos que estaban delante del Templo.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Mátenlos a todos: ancianos, jóvenes, muchachas, mujeres y niños. Sin embargo, no toquen a ninguno que tenga la marca. Comiencen aquí mismo, en el templo». Entonces ellos comenzaron matando a los setenta líderes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Viejos, jóvenes, muchachas, niños y mujeres, mátenlos hasta acabar con ellos. Pero no tocarán a los que tienen la cruz. Comenzarán por mi Santuario. Comienzan pues con la gente que se encontraba delante del Templo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 ¡Al anciano, al joven y a la doncella, a los niños y a las mujeres, matadlos hasta exterminarlos! Pero no os acerquéis a ninguno en quien esté la señal. ¡Comenzad por mi Santuario! Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante de la Casa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 a los viejos, a los chicos y chicas, a los niños y mujeres, matadlos, acabad con ellos, pero no toquéis a ninguno de los marcados con la cruz. Comenzad por mi santuario'. Comenzaron, pues, por los ancianos que estaban delante del templo.

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Ezequiel 9:6
27 Referans Kwoze  

Pero el Señor respondió: “No, Caín. Cualquiera que te mate será castigado siete veces más”.El Señor puso una marca sobre Caín para que ninguno lo matase.


Entonces el Señor hizo que el rey de Babilonia los atacara. Su ejército mató a espada a sus mejores jóvenes incluso en el santuario. Los babilonios no perdonaron a los jóvenes ni a las mujeres, ni a los enfermos, ni a los ancianos. Dios los entregó a todos en manos de Nabucodonosor.


“Cuando el Señor pase a castigar a los egipcios, verá la sangre en la parte superior y en los lados del marco de la puerta. Pasará porencima de la puerta y no permitirá que el destructor entre en sus casas y los mate.


Todos, desde el más importante hasta el más insignificante, morirán en este país. No se les enterrará ni se les llorará; no habrá ritos para los muertos, como el inmolarse o afeitarse la cabeza.


¿No ves que estoy a punto de hacer caer el desastre sobre mi propia ciudad, así que realmente crees que no serás castigado también? No quedarás impune, porque estoy trayendo la guerra a todo el mundo en la tierra, declara el Señor Todopoderoso.


Esto es lo que dice el Señor Dios Todopoderoso, el Dios de Israel: ¿Por qué se hacen tanto daño eliminando de Judá a todo hombre, mujer, niño y bebé, a fin de que no quede nadie?


¿Por qué me hacen enojar con lo que hacen, quemando incienso a otros dioses en Egipto, donde han venido a vivir? Porque si esto sucede serás destruido, y te convertirás en una palabra de maldición, en una expresión de condena entre todas las naciones de la tierra.


Pero en cuanto a mí, estoy lleno de la ira del Señor; me cuesta mucho contenerla. El Señor responde, Derrámalo sobre los niños en la calle, y sobre los grupos de jóvenes, porque tanto el marido como la mujer van a ser capturados; son todos, y no importa la edad que tengan.


La muerte se ha colado por nuestras ventanas; ha entrado en nuestras fortalezas. Ha matado a los niños que juegan en las calles y a los jóvenes que se reúnen en las plazas.


Entonces el Espíritu me recogió y me llevó a la entrada oriental del Templo del Señor. Veinticinco hombres estaban reunidos allí en la entrada. Reconocí entre ellos a Jaazanías, hijo de Azur, y a Pelatías, hijo de Benaía, líderes del pueblo.


“Recorre toda la ciudad de Jerusalén y pon una marca en la frente de los que suspiran y se lamentan por todos los pecados repugnantes que se cometen allí”.


Entonces le oí decir a los demás: “Síganle por toda la ciudad y comiencen a matar a la gente. No tengan piedad ni misericordia de nadie.


Elegí tener una relación especial solamente contigo, en medio de todas las familias de la tierra, y por ello los castigaré por su maldad.


“Ese siervo, que sabía lo que su amo quería, pero no se preparó ni siguió sus instrucciones, será golpeado con severidad;


También capturamos a toda su gente, ylos separamos para su destrucción a la gente de cada pueblo: hombres, mujeres y niños. No dejamos ningún sobreviviente.


Las separamos para su destrucción, como hicimos con Sehón, rey de Hesbón, matando a todos los hombres, mujeres y niños de cada ciudad.


Amontonaré desastres sobre ellos; usaré mis flechas para dispararles.


Pero el fundamento sólido y fiel de Dios se mantiene firme, con esta inscripción: “El Señor conoce a los que son suyos”, y “Todo el que invoque el nombre del Señor está apartado de todo mal”.


Ellos no se habían contaminado al pecar con mujeres. Eran espiritualmente vírgenes. Son los que siguen al Cordero dondequiera que él va. Fueron redimidos de la humanidad como primicias para Dios y el Cordero.


“¡No le hagan daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos puesto un sello en las frentes de los verdaderos seguidores de Dios!”


Se les dijo que no hicieran daño al pasto, ni a la vegetación, ni a los árboles, solo a aquellos que no tenían el sello de Dios sobre sus frentes.


Ve y ataca a los amalecitas y extermínalos a todos. No perdones a nadie, sino que mata a todo hombre, mujer, niño y bebé; a todo buey, oveja, camello y asno”.


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