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Ezequiel 9:1 - Versión Biblia Libre

1 Entonces le oí gritar con voz potente: “¡Comiencen el ataque, ustedes los encargados de castigar a Jerusalén! Recojan sus armas”.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: Los verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Entonces el Señor dijo con voz de trueno: «¡Traigan a los hombres designados para castigar la ciudad! ¡Díganles que vengan con sus armas!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Gritó con todas sus fuerzas en mis oídos: '¡Castigos de la ciudad, acérquense! ¡Que cada uno lleve en la mano su instrumento de muerte!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Después lo oí llamar con recia voz, diciendo: ¡Acérquense los verdugos de la ciudad empuñando cada uno su arma mortal!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Gritó entonces a mis oídos con grandes voces diciendo: 'Se acercan los castigos de la ciudad, cada uno con su instrumento de exterminio en la mano'.

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Ezequiel 9:1
11 Referans Kwoze  

Estaban dentro presentando sacrificios y holocaustos. Ahora bien, Jehú había colocado a ochenta hombres afuera y les advirtió: “Les estoy entregando a estos hombres. Si dejan escapar a alguno de ellos, ustedes pagarán sus vidascon las vidas de ustedes”.


Dios también envió un ángel para destruir Jerusalén. Pero justo cuando el ángel estaba a punto de destruirla, el Señor lo vio, y renunció a causar tal desastre. Le dijo al ángel destructor: “Es suficiente. Ya puedes parar”. Justo en ese momento el ángel del Señor estaba junto a la era de Ornán el jebuseo.


“Cuando el Señor pase a castigar a los egipcios, verá la sangre en la parte superior y en los lados del marco de la puerta. Pasará porencima de la puerta y no permitirá que el destructor entre en sus casas y los mate.


Entonces oí al Señor preguntar: “¿A quién enviaré? ¿Quién irá y hablará por nosotros?” Así que dije: “¡Estoy aquí! Por favor, envíame”.


¡Icen la bandera del peligro; vayan a Sión! ¡Busquen un lugar seguro! ¡No duden! Traigo enemigos del norte que causarán una terrible destrucción.


La visión que vi era igual a la que había visto cuando vino a destruir la ciudad de Jerusalén y como las visiones que había visto junto al río Quebar. Caí de bruces en el suelo.


Y clamaba a gran voz, diciendo: “La reverencia y la gloria sean dadas a Dios, pues ha llegado la hora de su juicio. Adoren a Aquél que hizo el cielo, la tierra, el mar, y las fuentes de agua”.


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