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Ezequiel 30:2 - Versión Biblia Libre

2 “Hijo de hombre, profetiza y anuncia que esto es lo que dice el Señor Dios: ¡Llora! ¡Este es un día terrible!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Hijo de hombre, profetiza, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: Lamentad: ¡Ay de aquel día!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 «Hijo de hombre, profetiza y comunica este mensaje de parte del Señor Soberano: »“Lloren y giman por ese día,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Hijo de hombre, habla de parte mía, y di: Esto dice el Señor Yavé: ¡Ay de ese día!

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Hijo de hombre, profetiza, y di: Así dice Adonay YHVH: ¡Aullad! ¡Ay de aquel día!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 'Hijo de hombre, profetiza y di: así dice el Señor Yahveh: Gemid: '¡Ay, aquel día!'.

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Ezequiel 30:2
17 Referans Kwoze  

Aúllen de miedo, porque se acerca el día del Señor, el tiempo en que el Todopoderoso destruye.


¡Lloren, puertas! ¡Llora, ciudad! ¡Fúndanse en la hazaña, todos los filisteos! Porque una nube de humo se acerca desde el norte: un ejército que no tiene soldados.


Los habitantes de Dibón suben a su Templo para llorar en sus lugares altos. Los moabitas lloran sobre las ciudades de Nebo y Medeba. Todas las cabezas se han afeitado, todas las barbas se han cortado en señal de luto.


Todos los moabitas se lamentan por Moab. Todos lloran la pérdida de los pasteles de pasas de Kir-hareset, todos ellos destruidos.


Un mensaje sobre Tiro. ¡Aúllen, gente de los barcos de Tarsis! La ciudad de Tiro ha sido destruida y no queda niguna de sus casas ni cosa alguna en el puerto. Se enteraron de la noticia por la gente de Chipre.


¡Naveguen y crucen hacia Tarsis! ¡Lloren, habitantes de las costas!


¡Escuchen! Mis siervos gritarán porque están muy contentos por dentro, pero tú gritarás con el más profundo dolor, aullando porque tu espíritu está roto.


Vistan ropas de cilicio, lloren y lamenten, gritando: “La furia del Señor contra nosotros no ha cesado”.


Esto es lo que dice el Señor: ¡Mira cómo suben las aguas del norte! Se convertirán en un río desbordado que barrerá el país y todo lo que hay en él, inundando las ciudades y las casas de todos. El pueblo clamará por ayuda; todos los que viven en el país llorarán,


¡Llora y grita, hijo de hombre, y golpea tu muslo de dolor, porque la espada va a ser usada para atacar a mi pueblo, para atacar a todos los líderes de Israel! Serán arrojados, muertos por la espada junto con mi pueblo.


Me llegó otro mensaje del Señor, diciendo:


Sientan pena, granjeros, y lloren ustedes, viñadores, porque las cosechas han quedado destruidas.


¡Despierten, borrachos, y lloren! ¡Giman, bebedoresde vino, porque les han arrebatado el vino nuevo de la boca!


Los que viven en el Barrio del Mercado se lamentarán porque los mercaderes estarán destruidos, así como los que comercian la plata.


Llora, enebro, porque el cedro ha caído. Los majestosos árboles están destruidos! ¡Lloren, robles de Basán, porque el espeso bosque ha sido talado!


¡Ustedes, ricos! Deberían llorar y lamentar todos los problemas que les vienen encima.


Permaneciendo a la distancia, con temor de sufrir la misma agonía que ella, dirán, “¡Desastre, desastre ha herido a Babilonia, la gran ciudad! ¡En solo una hora se ejecutó tu sentencia de muerte!”


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