10 Este era el aspecto de sus rostros. Tenían un rostro humano al frente, un rostro de león a la derecha, un rostro de toro a la izquierda, y por último un rostro de águila.
10 Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo había en los cuatro cara de águila.
10 Vistos de frente, los cuatro seres tenían aspecto humano, pero la cara derecha de su cuerpo era cara de león, y su cara izquierda, cara de toro. Los cuatro tenían también una cara de águila.
10 El aspecto de sus rostros era como rostro de hombre, pero los cuatro tenían también° cara de león, a la derecha; los cuatro tenían cara de buey, a la izquierda; y los cuatro tenían también cara de águila. Así eran sus caras.
10 En cuanto a la forma de sus caras, una cara de hombre y una cara de león a la derecha de los cuatro; una cara de toro a la izquierda de los cuatro; y los cuatro tenían cara de águila.
Algunos guerreros de la tribu de Gad se pasaron al lado de David cuando éste estaba en la fortaleza del desierto. Eran guerreros fuertes y experimentados, curtidos en la batalla, expertos en el uso de escudos y lanzas. Sus rostros parecían tan fieros como los de los leones, y corrían tan rápido como las gacelas en las montañas.
Pero los que confían en el Señor verán renovadas sus fuerzas. Volarán alto con alas como las águilas. Correrán y no se cansarán. Caminarán y no se agotarán.
la cara de un hombre miraba en dirección a una palmera en un lado, y la cara de un león joven miraba en dirección a la palmera en el otro lado. Estas tallas se extendían a lo largo de todo el Templo.
La primera era como un león y tenía alas de águila. Mientras miraba, le arrancaron las alas y la pusieron en pie, de modo que estaba de pie con las patas traseras en el suelo, y se le dio la mente de un ser humano.
El Señor traerá una nación para atacarte desde lejos, desde los confines de la tierra. Se abalanzará sobre ti como un águila, esta nación cuya lengua no entenderás.
Entonces uno de los ancianos me habló y me dijo: “No llores. El León de la tribu de Judá, el Descendiente de David, ha ganado la batalla y puede abrir el rollo y sus siete sellos”.
Antes de que se pusiera el sol del séptimo día, los hombres de la ciudad se acercaron a Sansón y le dijeron: “¿Qué es más dulce que la miel? ¿Qué es más fuerte que un león?” “Si no hubieran usado mi vaca para arar, no habrían descubierto el significado de mi acertijo”, respondió Sansón.