26 »Si un hombre golpea a su esclavo o a su esclava en el ojo, y debido a ello lo deja ciego de ese ojo, tendrá que darle su libertad a modo de compensación por el ojo.
Aunque somos el mismo pueblo que nuestros acreedores y aunque nuestros hijos son los mismos que los suyos, vamos a tener que convertir a nuestros hijos e hijas en esclavos. De hecho, algunas de nuestras hijas ya han sido esclavizadas, pero no podemos hacer nada, porque nuestros campos y nuestras viñas son ahora propiedad de otros”.
Amos, traten a sus siervos del mismo modo. No los amenacen, recuerden que el Señor en el cielo es tanto su amo como el de ustedes, y él trata a las personas con igualdad, sin favoritismo.
No perviertan la justicia ni muestren favoritismo. No aceptes un soborno, porque un soborno ciega a los sabios y tuerce las palabras de los verdaderos.