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Daniel 4:36 - Versión Biblia Libre

36 Cuando mi cordura regresó, también volvieron a mí mi reino, mi majestad y mi esplendor. Mis consejeros y nobles vinieron a buscarme, y fui restaurado como gobernante de mi reino, aún más grande que antes.

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Biblia Reina Valera 1960

36 En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

36 »Cuando recobré la razón, también recuperé mi honra, mi gloria y mi reino. Mis asesores y nobles me buscaron y fui restituido como cabeza de mi reino, con mayor honra que antes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

36 En aquel mismo tiempo me fue devuelta mi razón y la majestad de mi reino, y mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis consejeros y mis grandes me buscaron, y fui restablecido en mi reino, y me fue añadida una preeminente grandeza.

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Daniel 4:36
11 Referans Kwoze  

Sus dichos son tan útiles como la ceniza; sus argumentos tan débiles como el barro.


Si eres humilde y respetas al Señor, tu recompense será la riqueza, el honor y la vida.


“Su Majestad, mientras miraba, allí estaba de pie ante usted una gran estatua. La estatua que estaba frente a usted era enorme y resplandeciente. Su aspecto era aterrador.


Este eres tú, Majestad. Te has hecho fuerte, tu poder se ha hecho tan grande que ha llegado hasta el cielo, y tu dominio se extiende hasta los confines de la tierra.


Serás expulsado de la sociedad humana y vivirás con los animales salvajes. Comerás hierba como el ganado, y te empaparás del rocío del cielo. Estarás así durante siete veces hasta que reconozcas que el Altísimo gobierna los reinos humanos y que los entrega a quien él quiere”.


Pasado el tiempo, yo, Nabucodonosor, miré al cielo y mi cordura volvió a mí. Bendije y alabé al Altísimo y adoré al que vive para siempre. Su gobierno es un gobierno eterno, y su reino dura por todas las generaciones.


Busquen su reino en primer lugar, y su senda de justicia, y todo se les dará.


Estas tribulaciones triviales que tenemos, apenas duran un poco de tiempo, pero producen para nosotros gloria eterna.


“En consecuencia, esta es la declaración del Señor: Hice la promesa definitiva de que tu familia y la de tu padre me servirían siempre como sacerdotes. Pero ahora el Señor declara: ¡Ya no más! En cambio, honraré a los que me honran, pero trataré con desprecio a los que me desprecian.


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