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Colosenses 1:14 - Versión Biblia Libre

14 por el cual hemos sido liberados y nuestros pecados han sido perdonados.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 quien compró nuestra libertad y perdonó nuestros pecados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 En él nos encontramos liberados y perdonados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 en quien tenemos la redención,° el perdón de los pecados.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 en quien tenemos la redención, el perdón de los pecados.

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Colosenses 1:14
32 Referans Kwoze  

Pero tú eres un Dios perdonador y por eso debes ser respetado.


De la misma manera, el Hijo del hombre no vino a que le sirvan, sino a servir, y a dar su vida como rescate para muchos”.


Cuando Jesús vio la confianza que ellos tenían en él, dijo al hombre paralítico: “Tus pecados están perdonados”.


Él es Aquél del cual hablaron todos los profetas, para que todo el que crea en él reciba perdón por medio de su nombre”.


“¡Arrepiéntanse!” les dijo Pedro. “Todos deben bautizarse en el nombre de Jesús para perdón de sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo.


Cuídense ustedes mismos y cuiden el rebaño, el cual les ha sido encomendado por el Espíritu Santo para que cuiden de él. Alimenten la iglesia del Señor, la cual ha comprado con su propia sangre.


para abrir sus ojos y que así puedan volverse de las tinieblas a la luz, del poder de Satanás hacia Dios, y que así reciban perdón por sus pecados y un lugar con aquellos que son justificados por creer en mí’.


Es por él que ustedes viven en Jesucristo, a quien Dios puso como sabiduría para nosotros. Él nos hace justos y nos hace libres.


Pero Cristo nos ha rescatado de la maldición de la ley al convertirse en maldición por nosotros. Como dice la Escritura: “Maldito todo aquél que es colgado en un madero”.


A través de él obtenemos la salvación mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, como resultado de su preciosa gracia


Sean amables y compasivos unos con otros, perdonándose unos a otros, así como Cristo los perdonó a ustedes.


Vivan en amor, como Cristo los amó. Él se entregó por nosotros, y fue un don y ofrenda de sacrificio para Dios como un perfume con dulce aroma.


Y aunque ustedes estaban muertos por causa de sus pecados y estaban físicamente “incircuncisos”, Dios los trajo de regreso a la vida junto con él. Y además ha perdonado todos nuestros pecados.


Sean pacientes unos con otros, perdonen a otros entre ustedes si hay algún agravio de uno contra otro. Así como el Señor los perdonó a ustedes, hagan lo mismo.


Él se entregó a fin de que todos pudiéramos ser rescatados nuevamente, demostrando la evidencia a su debido tiempo.


Pues él se entregó a sí mismo por nosotros, para podernos libertar de toda nuestra maldad, y para limpiarnos para él, como un pueblo que le pertenece, y que está dispuesto a hacer el bien.


Él no entró por medio de la sangre de cabras y becerros, sino por medio de su propia sangre. Entró una sola vez y por todas, en el Lugar Santísimo, liberándonos para siempre.


Conforme a la ley ceremonial, casi todo se purificaba con sangre, y sin derramamiento de sangre, nada quedaría ritualmente limpio de la mancha del pecado.


Y Jesús murió por culpa de los pecados, una vez y para siempre, el Único que es completamente verdadero y justo, por aquellos que somos malos, para poder llevarnos a Dios. Fue llevado a muerte en su cuerpo, pero vino a la vida en el espíritu.


Pero si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de todo lo malo que hay dentro de nosotros.


Queridos amigos, les escribo a ustedes, hijos, porque sus pecados han sido perdonados por el nombre de Jesús.


Por él son perdonados nuestros pecados, y no solo los nuestros, sino los de todo el mundo.


y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el gobernante de los reyes de la tierra. A Jesús, quien nos ama y nos libertó de nuestros pecados por medio de su sangre,


Ellos no se habían contaminado al pecar con mujeres. Eran espiritualmente vírgenes. Son los que siguen al Cordero dondequiera que él va. Fueron redimidos de la humanidad como primicias para Dios y el Cordero.


Ellos cantaban un cántico nuevo: “Tú eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, pues tú fuiste inmolado y con tu sangre redimiste para Dios gentes de toda tribu, lengua, pueblo y nación.


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