Sin embargo, el Señor les había advertido repetidamente a Israel y a Judá, por medio de todos sus profetas y videntes, diciendo: “Dejen sus malos caminos y guarden mis mandamientos e instrucciones. Sigan toda la ley que ordené a sus antepasados que obedecieran, y que les di por medio de mis siervos los profetas”.
Abandonaron sus reglamentos y el pacto que había hecho con sus antepasados, así como los decretos que les había dado. Siguieron ídolos inútiles y ellos mismos se volvieron inútiles, imitando a las naciones vecinas que el Señor les ordenó no imitar.
Esto es lo que dice el Señor, el Señor Todopoderoso, el Poderoso de Israel: ¡Basta! ¡Me alegraré en castigar a mis enemigos, pagando a los que me odian!
Si alguna vez te olvidasdel Señor tu Dios, y vas tras otros dioses, adorándolos e inclinándote ante ellos, les aseguro ahora mismo que morirán definitivamente.
No engañen ni se aprovechen de otros cristianos en estos asuntos, porque el Señor es el que ejerce juicio en todas estas cosas, como ya se los hemos explicado claramente, y como ya les advertimos.
“El Señor es Dios de dioses, el Señor es Dios de dioses y él lo sabe! ¡Que lo sepa Israel también! Si nos rebelamos contra Dios o le somos desleales, ¡mátennos ahora mismo!