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2 Crónicas 33:7 - Versión Biblia Libre

7 Tomó un ídolo pagano que había fabricado y lo colocó en el Templo de Dios, sobre el cual Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: “Seré honrado para siempre en este Templo y en Jerusalén, que he elegido entre todas las tribus de Israel.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Además de esto puso una imagen fundida que hizo, en la casa de Dios, de la cual había dicho Dios a David y a Salomón su hijo: En esta casa y en Jerusalén, la cual yo elegí sobre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Incluso Manasés tomó un ídolo que había tallado y lo colocó en el templo de Dios, en el mismo lugar donde Dios les había dicho a David y a su hijo Salomón: «Mi nombre será honrado para siempre en este templo y en Jerusalén, la ciudad que he escogido entre todas las tribus de Israel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Colocó el ídolo que había fabricado en la Casa de Yavé, de la cual había dicho Dios a David y a Salomón su hijo: 'En esta Casa y en Jerusalén, que he elegido entre las tribus de Israel, pondré mi Nombre para siempre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Puso además, la imagen tallada del ídolo que había hecho en la Casa de Dios, de la cual ‘Elohim había dicho a David y a su hijo Salomón: En esta Casa, y en Jerusalem, la cual Yo escogí entre todas las tribus de Israel, pondré mi Nombre para siempre;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Además, colocó la imagen del ídolo que había fabricado en el templo de Dios, del que Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: 'En este templo, y en Jerusalén, la que yo escogí de entre todas las tribus de Israel, estableceré mi nombre para siempre.

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2 Crónicas 33:7
19 Referans Kwoze  

Ni siquiera entonces le quitaré todo el reino. Dejaré a tu hijo con una tribu por amor a mi siervo David, y por amor a mi ciudad elegida, Jerusalén”.


Una tribu quedará por amor a mi siervo David y por amor a Jerusalén, la ciudad que elegí de entre todas las tribus de Israel.


Así que, después de asesorarse, el rey mandó hacer dos becerros de oro y le dijo al pueblo: “No se molesten más en ir a Jerusalén. Mira, Israel, aquí están tus dioses que te sacaron de la tierra de Egipto”.


Que vigiles este Templo día y noche, cuidando el lugar donde dijiste que serías honrado. Que escuches la oración que tu siervo eleva hacia este lugar,


“Cuando tu pueblo vaya a luchar contra sus enemigos, dondequiera que lo envíes, y cuando orenmirando hacia la ciudad que has elegido y la casa que he construido para honrarte,


y vuelven a ti con total sinceridad en sus pensamientos y actitudes allí en su tierra de cautiverio; y oran mirando hacia la tierra que les diste a sus antepasados, la ciudad que elegiste y el Templo que he construido para honrarte,


Y el Señor le dijo: “He escuchado tu oración y tu petición a mí. He dedicado este Templo que has construido poniendo mi nombre en él para siempre; siempre velaré por él y lo cuidaré.


Quitó el poste de Asera del Templo del Señor y lo llevó al Valle del Cedrón, en las afueras de Jerusalén. Allí lo quemó, lo redujo a polvo y arrojó su polvo sobre las tumbas de la gente común.


Se deshizo de los dioses extranjeros y del ídolo del Templo del Señor, junto con todos los altares que había construido en la colina del Templo y en Jerusalén, arrojándolos todos fuera de la ciudad.


Construyó altares en el Templo del Señor, sobre el cual el Señor había dicho: “Seré honrado en Jerusalén para siempre”.


‘Desde el día en que saqué a mi pueblo del país de Egipto, no he elegido una ciudad de ninguna tribu de Israel donde se pudiera construir un Templo para honrarme, y no he elegido a nadie para que sea gobernante de mi pueblo Israel.


Pero ahora he elegido a Jerusalén para que se me honre allí, y he elegido a David para que gobierne a mi pueblo Israel’.


porque he elegido y consagrado este Templo para que se me honre allí para siempre. Siempre velaré por él y lo cuidaré, porque me importa mucho.


En su lugar eligió a la tribu de Judá y al Monte de Sión, al cual amaba.


“No harás ningún tipo de ídolo, ya sea que se parezca a algo arriba en los cielos, o abajo en la tierra, ni debajo en las aguas.


Porque el pueblo de Judá ha hecho el mal a mis ojos, declara el Señor. Han colocado sus ídolos ofensivos en mi propio Templo, volviéndolo impuro.


Élle devolvió a su madre los mil cien siclos de plata. Su madre anunció: “Dedico este dinero por completo al Señor. Se lo voy a entregar a mi hijo para que haga tallar un ídolo, una imagen hecha con plata fundida. Así que ahora te lo devuelvo”.


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