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1 Tesalonicenses 1:10 - Versión Biblia Libre

10 mientras aguardan la venida de su Hijo, Jesús, al que Dios levantó de los muertos, y quien nos salvará del juicio que está por venir.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 También comentan cómo ustedes esperan con ansias la venida, desde el cielo, del Hijo de Dios, Jesús, a quien Dios levantó de los muertos. Él es quien nos rescató de los horrores del juicio venidero.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 esperando que venga del cielo el que nos libera del juicio que se acerca: éste es Jesús, su Hijo, al que resucitó de entre los muertos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 y aguardar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de entre los muertos; a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 y para esperar la vuelta del cielo de su Hijo, a quien resucitó de entre los muertos, a Jesús, que nos libra de la ira venidera.

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1 Tesalonicenses 1:10
46 Referans Kwoze  

“Confío en ti para que me salves, Señor.


Ella tendrá un hijo y tú le llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.


Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, junto con sus ángeles. Entonces le dará a cada uno lo que merece conforme a lo que haya hecho.


Les digo la verdad: hay algunos aquí que no morirán antes de que vean al Hijo del hombre venir en su reino”.


Pero cuando Juan vio que muchos de los fariseos y saduceos venían a ser bautizados, les dijo: “¡Camada de víboras! ¿Quién les advirtió que huyeran del juicio que vendrá?


En ese tiempo vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Y era un hombre recto y muy piadoso. Él esperaba con ansias la esperanza de Israel, y el Espíritu Santo estaba sobre él.


Juan se dirigió a una multitud que vino a él para bautizarse. “¡Camada de víboras! ¿Quién les advirtió que escaparan del juicio venidero?” les preguntó.


“Hombres de Galilea, ¿por qué están ahí parados mirando al cielo?” preguntaron ellos. “Este mismo Jesús que ha sido llevado al cielo delante de ustedes vendrá de la misma manera en que lo vieron irse”.


Porque él ha establecido un tiempo en el cual juzgará con justicia al mundo por medio del hombre que él ha elegido, y les ha demostrado a todos que él es el escogido al resucitarlo de los muertos”.


Pero Dios lo levantó nuevamente a la vida, libertándolo de la carga de la muerte, porque la muerte no tuvo poder para tenerlo prisionero.


“Dios ha levantado a este Jesús de entre los muertos, y todos nosotros somos testigos de eso.


Ustedes mataron al Autor de la vida, Aquél a quien Dios levantó de los muertos, y nosotros somos testigos de esto.


Porque él debe permanecer en el cielo hasta el momento en que todo sea restaurado, como Dios lo anunció a través de sus santos profetas hace mucho tiempo.


Si es así, todos ustedes deben saber, y todo el pueblo de Nazaret también, que fue en el nombre de Jesucristo de Nazaret, al que ustedes mataron en una cruz y a quien Dios levantó de los muertos. Es gracias a él que este hombre está en pie delante de ustedes, completamente sanado.


pero que fue revelado como Hijo de Dios por medio de su resurrección de los muertos por el poder del Espíritu Santo. Él es Jesucristo, nuestro Señor.


Así que los que han seguido haciendo lo correcto, recibirán gloria, honor, inmortalidad y vida eterna.


Jesús fue entregado a la muerte por causa de nuestros pecados, y fue levantado a la vida para justificarnos.


así que ¿quién puede condenarnos? Fue Cristo quien murió—y más importante aún, quien se levantó de los muertos—el que se sienta a la diestra de Dios, presentando nuestro caso.


a fin de que no pierdan ningún don espiritual mientras esperan la venida de nuestro Señor Jesucristo.


Pero Cristo nos ha rescatado de la maldición de la ley al convertirse en maldición por nosotros. Como dice la Escritura: “Maldito todo aquél que es colgado en un madero”.


Pero nuestra patria es el cielo, y esperamos un salvador, al Señor Jesucristo, que también vendrá de ella.


Él también es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primero y más alto de los que se levantaron de la muerte, de modo que él es supremo en todas las cosas.


De modo que ustedes se han convertido en un ejemplo para todos los creyentes en Macedonia y Grecia.


tratando de detener nuestra predicación a las otras naciones para impedir que se salven. Ellos siempre están pecando hasta el máximo nivel, pero para ellos ha llegado el juicio con todo su peso.


pero en lugar de ello actuamos con amabilidad entre ustedes, como una madre amorosa que cuida de sus propios hijos.


Porque Dios no nos ha puesto en sitio de castigo, sino que nos ha reservado para salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.


Te pido, ante Dios y ante Cristo Jesús, que juzgará a los vivos y a los muertos cuando venga a establecer su reino:


mientras aguardamos la maravillosa esperanza de la aparición gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.


Lo único que queda es el temor, la espera de un juicio inminente y el fuego terrible que destruye a los que son rebeldes con Dios.


del mismo modo ocurre con Cristo. Pues al haber sido sacrificado una sola vez para quitar los pecados de muchos, vendrá otra vez, no para hacerse cargo del pecado, sino para salvar a quienes lo esperan.


Por medio de él, ustedes creen en Dios, quien lo levantó de los muertos, y lo glorificó, para que ustedes puedan confiar y tener esperanza en Dios.


¡Alabado sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia hemos nacido de nuevo y se nos ha dado una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos.


En efecto, a esto han sido llamados, porque Cristo sufrió por ustedes y les dio un ejemplo, para que siguieran sus pasos.


Y Jesús murió por culpa de los pecados, una vez y para siempre, el Único que es completamente verdadero y justo, por aquellos que somos malos, para poder llevarnos a Dios. Fue llevado a muerte en su cuerpo, pero vino a la vida en el espíritu.


esperando con ilusión y deseo la venida del día del Señor. Ese día los cielos arderán en llamas, y los elementos se fundirán.


Así que, amigos míos, puesto que ustedes esperan estas cosas, asegúrense de estar puros e irreprochables, y en paz con Dios.


Soy el que vive. Estuve muerto, pero mírame, ahora estoy vivo por siempre y para siempre, y tengo las llaves de la muerte y del sepulcro.


Miren que viene rodeado de nubes, y todos lo verán, incluso quienes lo mataron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por él. ¡Que así sea! Amén.


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