Pero los hombres respondieron: “¡No, no debes salir a la batalla! Porque si tenemos que huir, no se preocuparán por nosotros. Incluso si la mitad de nosotros muere, tampoco les importará. Pero tú vales por diez mil de nosotros, así que es mejor que te quedes aquí y nos envíes ayuda desde el pueblo”.
Estas son las últimas palabras de David. El mensaje divino de David hijo de Isaí, el mensaje divino del hombre engrandecido por Dios, el ungido por el Dios de Jacob, el maravilloso salmista de Israel:
David y todos los israelitas estaban celebrando en presencia del Señor, cantando canciones acompañadas de cítaras, arpas, panderetas, sonajas y címbalos.
Pero los oficiales de Aquis preguntaron al rey: “¿No es éste David, el rey de ese país? ¿No cantaban sobre él en sus danzas: ‘Saúl ha matado a sus miles, y David a sus decenas de miles’”?