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1 Reyes 8:9 - Versión Biblia Libre

9 No había nada en el Arca, aparte de las dos tablas de piedra que Moisés había colocado en ella en Horeb, donde el Señor había hecho un acuerdo con los israelitas después de salir de la tierra de Egipto.

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Biblia Reina Valera 1960

9 En el arca ninguna cosa había sino las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde Jehová hizo pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Lo único que había dentro del arca eran las dos tablas de piedra que Moisés había colocado en ella en el monte Sinaí, donde el Señor hizo un pacto con los israelitas cuando partieron de la tierra de Egipto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 En el Arca no hay nada más que las dos tablas de piedra que Moisés colocó allí en el Horeb, cuando Yavé pactó la Alianza con los israelitas cuando salieron de Egipto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Ninguna cosa había en el Arca, excepto las dos tablas de piedra que Moisés había colocado allí en Horeb, donde YHVH había pactado con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 En el arca no había más que las dos tablas de piedra que en ella depositó Moisés en Horeb, después que Yahveh pactó alianza con los israelitas cuando éstos salieron de la tierra de Egipto.

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1 Reyes 8:9
25 Referans Kwoze  

He dispuesto allí un lugar para el Arca, que contiene el pacto del Señor que hizo con nuestros antepasados cuando los sacó de la tierra de Egipto”.


Dentro del Arca no había nada más que las dos tablas de piedra que Moisés había colocado en el Monte Sinaí, donde el Señor había hecho un acuerdo con el pueblo de Israel al salir de Egipto.


Los postes eran tan largos que sus extremos podían verse desde el Lugar Santo, frente al Lugar Santísimo, pero no desde afuera. Allí están hasta el día de hoy.


El Señor iba delante de ellos como una columna de nubes para mostrarles el camino durante el día, y como una columna de fuego para proporcionarles luz por la noche. Así podían viajar de día o de noche.


Pero al final de la noche el Señor miró al ejército egipcio desde la columna de fuego y nube, y les causó pánico.


Mientras Aarón aún hablaba a todos los israelitas, miraron hacia el desierto y vieron aparecer la gloria del Señor en una nube.


Así que Moisés le dijo a Aarón: “Toma un frasco y pon un gomer de maná en él. Luego ponlo ante el Señor para que lo guarde como un recordatorio para las generaciones futuras”.


Pongan dentro del Arca el testimonio que os voy a dar.


Pondrán la cubiertade expiación encima del Arca, y también podrán el testimonio que les daré dentro del Arca.


Moisés tomó el testimonio y lo puso en el arca. Ató los postes al Arca, y colocó la tapa de expiación en la parte superior del Arca.


Entonces la gloria del Señor se elevó por encima de los querubines y se dirigió a la entrada del Templo. La nube llenó el Templo, y el resplandor de la gloria del Señor llenó el patio.


El Señor le dijo a Moisés: “Adviértele a tu hermano Aarón que no venga al Lugar Santísimo en cualquier momento que lo desee, de lo contrario morirá. Porque ahí es donde aparezco en la nube sobre la cubierta de expiación del Arca, detrás del velo.


El Señor le dijo a Moisés: “Pon el bastón de Aarón de nuevo delante del Testimonio, para que lo guardes allí como un recordatorio para advertir a cualquiera que quiera rebelarse, para que dejen de quejarse contra mí. De lo contrario, morirán”.


La nube cubrió la Tienda del Testimonio (el Tabernáculo) el día en que fue erigida, y se vio como fuego sobre ella desde la noche hasta la mañana.


“Pongan este libro de la Ley junto al Arca del Pacto del Señor su Dios, para que se guarde allí como testimonio contra ustedes.


Les explicó su pacto, los Diez Mandamientos, que les ordenó seguir. Los escribió en dos tablas de piedra.


Dentro de este lugar estaba el altar de oro del incienso, y el “arca del pacto”, cubierta de oro. Dentro del arca se encontraba una taza de oro que contenía maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las inscripciones del pacto sobre piedras.


Entonces el Templo se llenó de humo que provenía de la gloria de Dios y de su poder. Y nadie podía entrar al Templo hasta que las plagas que venían del cielo hubieran terminado.


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