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1 Reyes 8:48 - Versión Biblia Libre

48 y vuelven a ti con total sinceridad en sus pensamientos y actitudes allí en su tierra de cautiverio; y oran mirando hacia la tierra que les diste a sus antepasados, la ciudad que elegiste y el Templo que he construido para honrarte,

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Biblia Reina Valera 1960

48 y si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hubieren llevado cautivos, y oraren a ti con el rostro hacia su tierra que tú diste a sus padres, y hacia la ciudad que tú elegiste y la casa que yo he edificado a tu nombre,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

48 Si ellos se vuelven a ti con todo el corazón y con toda el alma en tierra de sus enemigos, y oran en dirección a la tierra que diste a sus antepasados —hacia esta ciudad que escogiste y hacia este templo que he construido para honrar tu nombre—,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

48 si del fondo de su destierro se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma, si te dirijen sus oraciones volviéndose al país que habías dado a sus padres, hacia la ciudad que has elegido y hacia esta Casa que edifiqué en honor de tu Nombre,

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La Biblia Textual 3a Edicion

48 si en la tierra de sus enemigos, a donde los hayan llevado cautivos, ellos se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma, y oran a ti en dirección a la tierra que diste a sus padres, hacia la ciudad que Tú has elegido, y hacia la Casa que he edificado a tu Nombre,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

48 si en el país de los enemigos que los llevaron cautivos se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma y te dirigen sus plegarias vueltos hacia la tierra que diste a sus padres y hacia la ciudad que elegiste y hacia el templo que acabo de edificar a tu nombre,

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1 Reyes 8:48
27 Referans Kwoze  

“Cuando tu pueblo Israel sea derrotado por un enemigo porque ha pecado contra ti, y si vuelve arrepentido a ti, orando por el perdón en este Templo,


entonces escucha desde el cielo, el lugar donde vives, responde y apoya su causa.


Nunca antes hubo un rey como él que se comprometiera con el Señor en todos sus pensamientos y actitudes, y con todas sus fuerzas, guardando toda la Ley de Moisés. Tampoco hubo después un rey como él.


pero si vuelven a mí y siguen mis mandamientos y los obedecen, entonces, aunque sean exiliados hasta los confines de la tierra, los reuniré y los llevaré al lugar que he elegido donde seré honrado.


Te alabo con todo mi corazón. No permitas que me aparte de tus mandamientos.


¡Mi ser entero clama a ti, Señor! ¡Por favor, respóndeme! Yo seguiré tus mandatos.


Felices los que guardan sus mandamientos y con sinceridad desean seguirle.


Hijo mío, dame toda tu atención, y sigue mi ejemplo con alegría.


Les daré el deseo de conocerme, de saber que yo soy el Señor. Serán mi pueblo, y yo seré su Dios, porque volverán a estar completamente comprometidos conmigo.


A pesar de todo esto, su infiel hermana Judá no volvió a mí con sinceridad. Sólo fingió hacerlo, declara el Señor.


Cuando Daniel se enteró de que el decreto había sido firmado, se dirigió a su casa, a su habitación del piso superior, donde oraba tres veces al día, con las ventanas abiertas hacia Jerusalén. Allí se arrodilló, orando y agradeciendo a su Dios como siempre lo hacía.


Entonces los hombres que habían conspirado contra Daniel fueron juntos y lo encontraron orando a su Dios y pidiendo ayuda.


Tal como decía la Ley de Moisés, todo este castigo ha caído sobre nosotros, pero aún no te hemos pedido, Señor, nuestro Dios, que nos favorezcas, apartándonos de nuestros pecados y prestando atención a tu verdad.


Pero nosotros hemos pecado, hemos hecho el mal. Hemos actuado con maldad, nos hemos rebelado contra ti. Nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus leyes.


“Necesitan confesar sus pecados y los de sus padres, actuando de manera tan infiel hacia mí, oponiéndose a mí.


Y me dije a mi mismo: ‘El Señor me ha expulsado de su presencia. ¿Podré ver tu santo Templo otra vez?’


Los he dispersado como semillas en medio de las naciones, y desde lugares lejanos se acordarán de mi. Traerán a sus hijos y regresarán juntos.


A medida que continuaban el camino, llegaron a un lugar donde había agua. Entonces el eunuco dijo: “Mira, aquí hay agua, ¿por qué no me bautizas?”


Tu fe en Dios te hace justo, y tu declaración de aceptación a Dios te salva.


Sin embargo, si mientras están allí decides volver al Señor su Dios, lo encontrarán si se acercan a él de todo corazón, con un compromiso completo.


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