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1 Reyes 8:46 - Versión Biblia Libre

46 “Si pecan contra ti – puesno hay nadie que no peque – podrás enojarte con ellos y entregarlos a un enemigo que los lleve como prisioneros a una tierra extranjera, cercana o lejana.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

46 Si pecaren contra ti (porque no hay hombre que no peque), y estuvieres airado contra ellos, y los entregares delante del enemigo, para que los cautive y lleve a tierra enemiga, sea lejos o cerca,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

46 »Si ellos pecan contra ti (¿y quién nunca ha pecado?), tal vez te enojes con ellos y permitas que sus enemigos los conquisten y los lleven cautivos a su tierra, ya sea cerca o lejos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

46 Cuando hayan pecado contra ti porque nadie está sin pecado cuando estés encolerizado con ellos, los entregues a sus enemigos y sus vencedores los lleven cautivos a su país, lejos o cerca,

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La Biblia Textual 3a Edicion

46 Cuando pequen contra ti (porque no hay hombre que no peque), y Tú, airado contra ellos, los entregues ante el enemigo, de modo que sean llevados cautivos a tierra del enemigo, sea lejos o cerca;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

46 Cuando pequen contra ti -pues no hay hombre que no peque-, y tú te irrites contra ellos y los entregues al enemigo, y sus vencedores los lleven cautivos a tierra enemiga, lejana o cercana,

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1 Reyes 8:46
29 Referans Kwoze  

entonces escucha desde el cielo lo que están orando y pidiendo, y apoya su causa.


Así que el Señor se enfadó mucho con Israel, y los desterró de su presencia. Sólo quedó la tribu de Judá,


así que el Señor terminó por expulsarlos de su presencia, tal como había dicho que lo haría a través de todos sus siervos, los profetas. Así que los israelitas fueron deportados de su tierra y llevados a Asiria, donde se encuentran hasta hoy.


En el noveno año del reinado de Oseas, el rey de Asiria capturó Samaria y deportó a los israelitas a Asiria. Los asentó en Jalaj, en Gozán, sobre el río Jabor, y en las ciudades de los medos.


El rey de Babilonia los hizo ejecutar en Riblá, en la tierra de Jamat. Entonces el pueblo de Judá tuvo que abandonar su tierra.


“Si pecan contra ti – y no hay nadie que no peque – puedes enojarte con ellos y entregarlos a un enemigo que los lleve como prisioneros a una tierra extranjera, cercana o lejana.


¿Quién puede sacar algo limpio de lo impuro? Nadie.


Señor, si guardaras una lista de nuestros pecados, ¿Quién podría escapar de ser condenado?


Pero tú eres un Dios perdonador y por eso debes ser respetado.


Por favor, no pongas a tu siervo bajo juicio porque nadie queda inocente ante tu vista.


¿Quién está consciente de sus propios errores? No me castigues por las faltas que desconozco.


¿Quién puede decir: “Estoy seguro de que mi conciencia está limpia y estoy limpio de pecado”?


No hay una sola persona buena en todo el mundo que haga siempre lo correcto y no peque nunca.


Todos nosotros nos hemos extraviado, como ovejas. Cada uno de nosotros ha seguido su propio camino, y el Señor permitió que toda nuestra culpa cayera sobre él.


Todos nos hemos vuelto impuros, y todas las cosas buenas que hacemos son como trapos sucios. Nos marchitamos y morimos como hojas de otoño, y nuestros pecados, como el viento, se los lleva.


Los dispersaré entre las naciones. Serán perseguidos por ejércitos con espadas mientras su tierra queda en ruinas y sus pueblos son destruidos.


Serán asesinados con espada y llevados como prisioneros a todas las naciones. Jerusalén será pisoteada por las naciones extranjeras hasta que se haya cumplido su tiempo.


Está claro que todo lo que dice la ley se aplica a aquellos que viven bajo la ley, para que nadie pueda tener excusa alguna, y para asegurar que todos en el mundo sean responsables ante Dios.


Todos hemos pecado y hemos fallado en alcanzar el ideal glorioso de Dios.


Pero la Escritura nos dice que todos somos prisioneros del pecado. El único modo en que podemos recibir las promesas de Dios es por la fe en Jesucristo.


El Señor te desterrará a ti y a tu rey elegido hacia una nación extranjera de la que ni tú ni tus antepasados habían oído hablar. Allí adorarás a otros dioses, ídolos hechos de madera y piedra.


El Señor los arrancó de su país con su ira, su furia y su furia, y los echó, dejándolos en otra tierra, donde están hasta hoy”.


Todos cometemos errores de muchas maneras. El que no comete errores en lo que dice es realmente una persona buena que puede mantener todo su cuerpo bajo control.


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