1 Reyes 21:13 - Versión Biblia Libre13 Vinieron dos hombres malos, se sentaron frente a él y lo acusaron delante del pueblo, diciendo: “Nabot ha maldecido a Dios y al rey”. Así que lo llevaron fuera de la ciudad y lo apedrearon hasta que murió. Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 196013 Vinieron entonces dos hombres perversos, y se sentaron delante de él; y aquellos hombres perversos atestiguaron contra Nabot delante del pueblo, diciendo: Nabot ha blasfemado a Dios y al rey. Y lo llevaron fuera de la ciudad y lo apedrearon, y murió. Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente13 Luego llegaron los dos sinvergüenzas y se sentaron frente a él. Entonces acusaron a Nabot ante todos los presentes diciendo: «Este hombre maldijo a Dios y al rey». Entonces arrastraron a Nabot hasta sacarlo de la ciudad y lo mataron a pedradas. Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)13 Entonces se presentaron dos malvados, se pusieron frente a Nabot para testimoniar contra él, y ante todo el pueblo dijeron: '¡Nabot maldijo a Dios y al rey!' Lo sacaron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Y Nabot murió. Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion13 y los dos hombres, hijos de Belial, entraron y se sentaron ante él, y estos hijos de Belial testificaron contra Nabot delante del pueblo, diciendo: ¡Nabot maldijo a ’Elohim y al rey! Y ellos lo sacaron fuera de la ciudad y lo lapidaron con piedras, hasta que murió. Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 197513 Llegaron luego los dos hombres perversos, se sentaron frente a él y testificaron así contra Nabot delante del pueblo: 'Nabot ha maldecido a Dios y al rey'. Entonces lo sacaron fuera de la ciudad, lo apedrearon y murió. Gade chapit la |
Eliseo estaba sentado en su casa con los ancianos. El rey había enviado un mensajero por delante, pero antes de que llegara, Eliseo dijo a los ancianos: “¿Ven cómo este asesino envía a alguien a cortarme la cabeza? Así que, en cuanto llegue el mensajero, cierren la puerta y no lo dejen entrar. ¿No es el sonido de los pasos de su amo siguiéndolo?” .
Cuando terminaban los días de fiesta, Job mandaba a buscarlos y los purificaba, levantándose de madrugada para ofrecer un holocausto por cada uno de ellos. Job se preocupaba, pensando para sí mismo: “Tal vez mis hijos hayan pecado de alguna manera y hayan ofendido a Dios sin querer”. Era lo que Job hacía siempre.