Tito 2:12 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia
12 instruyéndonos, con el propósito de renunciar al pecado y a los malos deseos, para vivir en esta época con sabiduría, con justicia y con una espiritualidad sana.
12 Y se nos instruye a que nos apartemos de la vida mundana y de los placeres pecaminosos. En este mundo maligno, debemos vivir con sabiduría, justicia y devoción a Dios,
Cualquiera que diga una palabra injuriosa contra el Hijo del Hombre, podrá recibir perdón; pero el que cierre su corazón a la acción de Dios a través del Espíritu Santo, que convence del pecado, y genera la consciencia del arrepentimiento, no recibirá perdón, ni ahora, ni nunca, ya que de esto se trata la blasfemia contra el Espíritu Santo.
Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se atemorizó porque la conversación se empezó a sentir incómoda y dijo: – Ahora vete, suficiente por hoy; pero cuando tenga oportunidad te llamaré.
No se adapten a este mundo, más bien, sean transformados por la renovación de sus mentes, cambiando su manera de pensar, para que cambien su conducta y su manera de vivir, así ustedes conocerán a través de un correcto discernimiento la voluntad de Dios, que es buena, perfecta y agradable.
Expliqué todo esto de forma sencilla, porque por las limitaciones de su naturaleza humana les es difícil entender; pero así como antes ustedes entregaron sus cuerpos al servicio de la inmoralidad y la injusticia, creciendo en la maldad; ahora deben presentar sus cuerpos al servicio de la justicia, creciendo en la santificación.
Estamos orgullosos de esto y lo podemos decir con la conciencia tranquila: hemos vivido la santidad y fuimos sinceros delante de Dios y de todo el mundo, no nos guiamos por la sabiduría humana, sino por la gracia de Dios en Cristo Jesús, nos hemos portado bien con todos y especialmente con ustedes.
Así, queridos hermanos y hermanas en Cristo, Dios nos hizo estas promesas, y debemos vivirlas; por eso, para que Dios nos acepte, purifiquémonos alejándonos de cualquier cosa que contamine nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perfeccionándonos en santidad y respetando a Dios.
Según la voluntad de Dios nuestro Padre, Jesucristo se dio a sí mismo para que nuestros pecados fuesen perdonados, con el objetivo nos librara del actual momento de maldad.
conforme al llamado que nos hizo antes de la fundación del mundo, con el fin de que seamos santos y sin pecado delante de Él. Y mediante el amor sacrificial de Dios en Cristo
Antes vivían practicando la injusticia, dominados por las fuerzas de maldad que gobiernan este mundo, con el mismo espíritu de las personas que desobedecen a Dios.
ahora son reconciliados con Dios por medio del cuerpo de Cristo. Jesucristo se entregó a la muerte con el objetivo de presentarles como santos, íntegros y consagrados delante de Dios.
Sobre el amor fraternal, no tengo necesidad de escribirles en cuanto a cómo vivirlo, porque ustedes mismos aprendieron de Dios a amarse sacrificialmente los unos a los otros y siempre se han ayudado mutuamente;
No dejes que nadie te menosprecie por ser joven, más bien conviértete en un ejemplo para los creyentes, en la vivencia de la Palabra, en tu conducta, practicando el amor sacrificial, teniendo una fe por identidad y un corazón puro.
A los ricos, que no sean orgullosos ni pongan las esperanzas en las riquezas porque pueden desaparecer en cualquier momento, sino que confíen en Dios, el que realmente ofrece una riqueza que fundamenta nuestra existencia;
Los que desean las riquezas, caen en tentaciones y trampas tales como inmoralidades sexuales, codicias tontas y peligrosas, todo esto hunde al ser humano y causa su ruina y destrucción;
Porque nosotros en el pasado fuimos necios, desobedientes, extraviados, éramos esclavos del pecado, teníamos en nuestros corazones malos deseos, éramos maliciosos, envidiosos, odiosos y gastábamos el tiempo practicando todo tipo de maldades a los seres humanos.
Ya nadie tendrá que enseñar a su prójimo ni dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”, porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán.
La religión verdadera, es decir, la vida espiritual pura y sin mediocridad ante Dios Padre es esta: visitar, cuidar y ayudar en tiempo de dolor a los huérfanos, a las viudas y a los más necesitados; también evitar las tendencias pecaminosas de este mundo.
La unción, que es la consagración en la vida cristiana que ustedes recibieron de parte de Jesucristo a través del Espíritu Santo, siempre permanece en ustedes, y no hay ninguna necesidad de que alguna persona que no sea parte del grupo les enseñe, sino que la misma naturaleza de la unción o consagración les capacita y les enseña acerca de toda la doctrina cristiana. Esta unción es verdadera, no hay falsedad en ella y así como les enseñé a ustedes, siempre permanezcan unidos a Cristo y vivirán la auténtica consagración.
¡Aquí está la perseverancia de los santos! Esto significa que el pueblo santo de Dios debe ser paciente, obedecer los mandatos de Dios y permanecer fiel en la fe por identidad de Jesús.