Cualquiera que diga una palabra injuriosa contra el Hijo del Hombre, podrá recibir perdón; pero el que cierre su corazón a la acción de Dios a través del Espíritu Santo, que convence del pecado, y genera la consciencia del arrepentimiento, no recibirá perdón, ni ahora, ni nunca, ya que de esto se trata la blasfemia contra el Espíritu Santo.
La semilla que fue sembrada entre espinos, significa que la palabra ha sido escuchada, pero las preocupaciones de este tiempo y el engaño de las riquezas, ahogan la palabra, y esta se vuelve inútil en la vida de la persona.
Jesús estaba sentado en el Monte de los Olivos y sus discípulos se acercaron en privado, y le preguntaron: – Maestro, ¿cuándo sucederá todo esto? ¿Y cuáles serán las señales de tu venida y del fin de los tiempos?
Si fuera así con Cristo, habría tenido que sacrificarse muchas veces desde la fundación del mundo. Pero ahora, Él se ha manifestado y en estos últimos tiempos se ofreció de una vez y por todas, sacrificándose a sí mismo como una solución definitiva para el pecado.