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Lucas 8:24 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

24 Los discípulos se acercaron y despertaron a Jesús, diciéndole: – ¡Maestro, Maestro!, ¡nos estamos hundiendo! Pero Él se despertó, reprendió al viento y las olas del lago se calmaron, se terminó la tempestad, y se hizo una gran calma.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Los discípulos fueron a despertarlo: «¡Maestro! ¡Maestro! ¡Nos vamos a ahogar!», gritaron. Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y a las tempestuosas olas. De repente la tormenta se detuvo, y todo quedó en calma.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Se acercaron a él y lo despertaron: 'Maestro, Maestro, ¡estamos perdidos!' Jesús se levantó y amenazó al viento y a las olas encrespadas; se tranquilizaron y todo quedó en calma.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Entonces se acercaron y lo despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro! ¡Perecemos! Y Él despertó y reprendió al viento y a la furia del agua, y cesaron, y sobrevino una calma.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Acercáronse a él y lo despertaron diciendo: '¡Maestro, Maestro, que nos hundimos!'. Entonces él se levantó, increpó al viento y al oleaje del mar, que amainaron y sobrevino la calma.

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Lucas 8:24
19 Referans Kwoze  

Pero sintiendo el viento fuerte, tuvo miedo y empezó a hundirse, entonces gritó: – ¡Señor, sálvame!


Los discípulos se acercaron a Jesús y lo despertaron, diciéndole: ¡Señor, sálvanos, nos estamos hundiendo!


Jesús se levantó, reprendió al viento y le dijo al lago: – ¡Cállate y tranquilízate! De inmediato el lago y el viento se calmaron y todo se quedó completamente tranquilo.


Pero Jesús lo reprendió diciendo: – ¡Cállate y sal de él! Entonces delante de todos, el espíritu maligno tiró al hombre al suelo y después salió de él sin hacerle ningún daño.


Él se acercó a ella, reprendió la fiebre, y su enfermedad desapareció, y al instante ella se levantó y empezó a servirles.


Simón respondió: – Maestro, hemos trabajado duro durante toda la noche intentado pescar, pero no hemos conseguido atrapar ni un solo pez. Sin embargo, bajo tu palabra, volveré a intentarlo.


Entonces Jesús les dijo: – ¿Dónde está la fe de ustedes? Atemorizados, pero a la vez maravillados, ellos se decían unos a otros: – ¿Quién es este, que hasta los vientos y el agua le obedecen?


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