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Hechos 21:5 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

5 Cuando se cumplió el tiempo, salimos y continuamos nuestro viaje; todos los discípulos, incluso las mujeres y los niños, nos acompañaron hasta las afueras de la ciudad, y allí en la playa nos arrodillamos y oramos.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Cumplidos aquellos días, salimos, acompañándonos todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la playa, oramos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Cuando regresamos al barco al final de esa semana, toda la congregación, incluidos las mujeres y los niños, salieron de la ciudad y nos acompañaron a la orilla del mar. Allí nos arrodillamos, oramos

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 pero a pesar de ello, cuando llegó la fecha en que debíamos marchar, partimos. Nos acompañaron todos con sus mujeres y niños hasta fuera de la ciudad, y llegados a la playa, nos arrodillamos y oramos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Pero cumplidos aquellos días, salimos hasta las afueras de la ciudad acompañados por todos, con sus mujeres e hijos, y después de orar puestos de rodillas en la playa,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Pero, cuando se nos acabaron los días, emprendimos la marcha. Nos acompañaban todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad. Puestos de rodillas sobre la playa, oramos,

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Hechos 21:5
15 Referans Kwoze  

Los que comieron eran cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y los niños.


Vino a Él un leproso, que arrodillándose y suplicándole, le dijo: – Si quieres, puedes limpiarme.


Él se apartó de ellos a cierta distancia, se puso de rodillas y oró:


Por tal razón ellos prepararon el viaje, apoyados por la iglesia de Antioquía; pasaron por Fenicia y también por Samaria, contando detalles sobre la conversión de los no judíos y esto causaba gran alegría a todos los hermanos en cada lugar.


Durante la noche, de forma segura, los hermanos enviaron a Pablo y a Silas a Berea, y cuando llegaron allá, entraron en la sinagoga judía.


Habiendo dicho estas cosas, Pablo se arrodilló con todos ellos y oraron.


estaban muy tristes debido a que Pablo había dicho que no lo volverían a ver. Luego lo acompañaron hasta el barco.


Pedro pidió que toda la gente saliera del lugar. Luego se puso de rodillas y oró al Señor. Después de eso, se acercó al cadáver y le ordenó: – ¡Tabitá, levántate! Ella abrió sus ojos y al ver a Pedro se sentó.


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