Hebreos 10:12 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia12 Pero Cristo ofreció un solo sacrificio por los pecados, que es suficiente para toda la eternidad, y se sentó a la derecha de Dios; Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 196012 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente12 pero nuestro Sumo Sacerdote se ofreció a sí mismo a Dios como un solo sacrificio por los pecados, válido para siempre. Luego se sentó en el lugar de honor, a la derecha de Dios. Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)12 Cristo, por el contrario, ofreció por los pecados un único y definitivo sacrificio y se sentó a la derecha de Dios, Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion12 Pero Éste,° habiendo ofrecido un solo sacrificio para siempre por los pecados, se sentó° a la diestra de Dios, Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 197512 Él, en cambio, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados, se sentó para siempre a la diestra de Dios, Gade chapit la |
El Hijo refleja perfecta y constantemente la brillante belleza de la gloria, la esencia de lo que Dios es, la evidencia de la realidad sustancial de Dios, y sustenta todas las cosas con su poderosa palabra. Después de haber hecho la purificación de los pecados, tomó su lugar de honor y se sentó a la derecha de la majestad de Dios en los altos cielos.
no es como cualquier otro sacerdote. Los otros sacerdotes tenían que ofrecer sacrificios todos los días, primero por sus propios pecados y luego por los pecados del pueblo. Pero Jesús no necesita hacer eso, Él ofreció un solo sacrificio una sola vez y para siempre, cuando se ofreció a sí mismo, como un sacrificio definitivo.
¡la sangre de Cristo puede hacer muchísimo más, es mucho más poderosa y significativa! Él se ofreció a Dios como un sacrificio perfecto por el Espíritu eterno. Su sangre purifica nuestra conciencia del mal que hemos hecho, purifica nuestro ser por completo, para que así podamos adorar al Dios viviente.