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Filipenses 3:9 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

9 y llegar a ser uno con Él. Ya no practico una justicia por mis propias fuerzas mediante la ley, sino que encontré la auténtica justicia que procede de Dios a través de la fe en Jesucristo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 y llegar a ser uno con él. Ya no me apoyo en mi propia justicia, por medio de obedecer la ley; más bien, llego a ser justo por medio de la fe en Cristo. Pues la forma en que Dios nos hace justos delante de él se basa en la fe.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Y quiero encontrarme en él, no teniendo ya esa rectitud que pretende la Ley, sino aquella que es fruto de la fe de Cristo, quiero decir, la reordenación que Dios realiza a raíz de la fe.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia, que procede de la ley, sino la que es mediante la fe del Mesías, la justicia que procede de Dios basada en la fe,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 y ser hallado en él, no por retener una justicia mía -la que proviene de la ley-, sino la justicia por la fe en Cristo, la que proviene de Dios y está basada en la fe,

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Filipenses 3:9
56 Referans Kwoze  

Vayan y aprendan lo que significa la cita del profeta Oseas: “Misericordia y compasión quiero y no tanto sacrificios y ritos religiosos”; Y Jesús continuó hablando: – No vine a llamar a los justos, sino a los pecadores.


Porque la justicia de Dios es revelada en el Evangelio, a través de la fe por identidad en Cristo Jesús; como está escrito: “El justo por su fe vivirá”.


Porque con el corazón se cree para la justificación, y con la encarnación de Cristo en el interior se confiesa para la salvación.


Saluden a Andrónico y a Junia, que son mis parientes, judíos como yo, y que estuvieron en la cárcel conmigo. Son apóstoles bien conocidos y respetados, y se convirtieron a Cristo antes que yo.


El pecado reinó por medio de la muerte, pero ahora la gracia reina, justificándonos por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien nos da la vida eterna.


Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús,


En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la carne anuló su poder; por eso Dios se donó a sí mismo a través de su Hijo que vino en una condición humana, semejante a la de los pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado y por medio de la humanidad de Cristo, Dios derrotó al pecado.


Dios mismo los ha unidos a Jesucristo, quien se hizo sabiduría de Dios para nosotros. Por medio de Cristo, Dios nos justifica, nos santifica y nos redime.


Por lo tanto, si alguien está en Cristo, es una nueva criatura; las cosas viejas pasaron, y todas son hechas nuevas.


Cristo no conoció el pecado, pero a favor de nosotros se hizo pecado, para que nosotros tuviéramos nuestra identidad justificada delante de Dios.


Sabemos que el ser humano no es justificado por las obras de la ley, sino mediante la fe por identidad en Cristo Jesús, nosotros mismos hemos creído en Jesucristo para ser justificados por Dios y no por cumplir reglas religiosas, ya que Dios no justifica a nadie a base del legalismo.


cumplía la ley tan fielmente que me volví celoso y perseguí a la iglesia, siempre me destaqué por practicar la justicia fundamentada en la ley.


que nos salvó y nos llamó, con una vocación santa. Esta salvación no se da por nuestras propias obras, sino a través de una gracia redentora que nos fue dada por medio de Jesucristo, desde la eternidad.


y nos salvó, no por mérito nuestro, tampoco por las obras que pudiéramos hacer, sino por su misericordia y a través de la purificación, regeneración y renovación del Espíritu Santo.


Hay dos realidades inmutables: la promesa y el juramento; y hay dos cosas imposibles: que Dios mienta y que no cumpla lo que promete. Esas dos cosas nos dan confianza y consolación, fortaleciéndonos para continuar firmes en la esperanza que Dios nos da;


Siempre ofendemos de muchas maneras, si alguien no ofende con sus palabras, esta es una persona perfecta, capaz de frenar y disciplinar todo su cuerpo.


Simón Pedro, servidor y apóstol de Jesucristo, para los que han vivido una valiosa fe por identidad en Cristo, como la nuestra, mediante la justificación de Dios en nuestro Salvador Jesucristo:


Todo aquel que practica el pecado, también practica la maldad, pues el pecado es maldad.


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