Por lo demás, mis queridos hermanos, alégrense, busquen el perfeccionamiento, hagan caso de mi exhortación, tengan un mismo sentir, pónganse de acuerdo unos con otros y vivan tranquilos, vivan en paz; y el Dios de paz, que se fundamenta en la justicia y el amor sacrificial, estará con ustedes siempre.
Y este es el mensaje que hemos escuchado con atención de parte de Jesucristo y lo anunciamos a cada uno de ustedes, que Dios es luz y no hay ni la mínima oscuridad en Él.
El que dice que ha conocido íntimamente a Dios y no guarda constantemente sus mandamientos, es un mentiroso y no tiene la verdad, es decir, no es coherente en lo que piensa y lo que hace.
Por medio de las obras se revela quienes son los hijos de Dios y quienes son los hijos del diablo; todo aquel que no practica la justicia, la cual consiste en dignificar y construir al prójimo, no pertenece a Dios y, por ende, no vive un amor sacrificial hacia su hermano.
Todo el que permanece en Jesucristo no persiste en el pecado; todo el que sigue pecando no ha experimentado a Cristo en su vida, ni ha intimado con Él.
Nosotros hemos conocido íntimamente a Dios y hemos tenido una fe en el amor sacrificial de Dios a través de Jesucristo. Dios es amor y el que permanece en el amor, permanece en Dios.
Amados míos, amémonos los unos a los otros con el amor sacrificial de Dios en Cristo Jesús, porque el amor viene de Dios, todo el que ama ha sido engendrado por Dios y lo conoce íntimamente.