Pero yo les digo que todo aquel que se enoje contra su hermano, y producto del enojo ejerza venganza, que sea enjuiciado y pague por su delito, y cualquiera que asesine a su hermano con palabras, sea enjuiciado ante el tribunal; y cualquiera que insulte a su hermano, sea culpable y sea llevado al botadero en donde se quema la basura.
Entonces Jesús miró alrededor con indignación por causa de la religiosidad y la dureza del corazón de esta gente y le dijo al hombre: – Extiende tu mano; él la extendió y la mano quedó sana.
Por eso, fundamentemos nuestra libertad haciendo el bien a los demás, si queremos vivir bien, tenemos que pensar en el beneficio del otro y no solo en nosotros mismos.
Más bien, sigan mi ejemplo, ya que yo personalmente traté de hacer el bien para todos, no buscando mi propio beneficio, con el propósito de que muchos se salven.
Si alguien tiene novia y cree que tiene la obligación de casarse con ella cuando llegue a la edad apropiada, no hay problema, que se case, con eso no está pecando.
Esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando en cuenta sus pecados, y nos dio la tarea de anunciar a todos el mensaje de la reconciliación.
Hermanos, Dios los llamó a ustedes a ser libres, pero no quiero que mal entiendan la libertad y se vuelvan libertinos, sino que vivan la libertad practicando el amor sacrificial, ayudándose unos a otros.
Por lo demás, hermanos, piensen y practiquen todo lo que sea verdadero, lo que sea respetable, lo que sea justo, lo que sea puro, lo que sea amable, lo que sea de buena reputación, lo que venga de buenos valores y sea una auténtica alabanza a Dios.
Por todo esto soporto todas estas penalidades, para ganar a los futuros cristianos, a fin de que ellos obtengan la salvación en Cristo Jesús, que nos hace partícipes de la gloria eterna.
En mi primera defensa frente a las acusaciones que me hicieron, nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron; espero que esa actitud de ellos no sea tomada en cuenta.