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Nahúm 1:5 - Palabra de Dios para ti 2022

5 Ante Él tiemblan las montañas y las colinas se derriten. Ante su presencia se conmueve la tierra, el mundo y todos los que viven en él.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Los montes tiemblan delante de él, y los collados se derriten; la tierra se conmueve a su presencia, y el mundo, y todos los que en él habitan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Ante la presencia de Dios las montañas se estremecen y las colinas se derriten; la tierra tiembla y sus habitantes son destruidos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 los cerros tiemblan ante él, y las lomas se estremecen. Ante él se derrumban la tierra, el universo y todos los que en él viven.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 h Ante Él tiemblan las montañas, Los collados se derriten, w Ante su presencia se pone de pie la tierra, El mundo y todos los que en él habitan.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 He. Tiemblan los montes ante Él, se estremecen las colinas. Ante Él trepida la tierra, el orbe y cuantos lo habitan.

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Nahúm 1:5
34 Referans Kwoze  

La tierra fue conmovida y tembló. Se conmovieron los cimientos del cielo. Se estremecieron porque Él se airó.


Las columnas del cielo se estremecen y están pasmadas ante su reprensión.


Arranca las montañas con su furor, y no saben quién las trastornó.


Él mira a la tierra, Y ella tiembla, Él toca las montañas, Y ellas humean.


Las montañas saltaron como carneros, Las colinas, como corderos.


¿Ustedes, oh montañas, que saltan como carneros, Y ustedes, oh colinas, como corderos?


La tierra se conmovió y tembló. También temblaron los fundamentos de las montañas. Fueron sacudidos porque Él estaba airado.


De su nariz se levantó una humareda, Un fuego de su boca devoró, Carbones fueron encendidos por Él.


Braman las naciones, Se tambalean los reinos. Él emite su voz. Se derrite la tierra.


La tierra tembló. Los cielos también destilaron ante ʼElohim. La misma Montaña Sinaí tembló ante la Presencia de ʼElohim, El ʼElohim de Israel.


Brame el mar y los que moran en él, El mundo, y los que en él habitan.


Toda la Montaña Sinaí humeaba, porque Yavé descendió sobre ella en fuego. Su humo subía como el humo de un horno, y toda la Montaña se estremecía muchísimo.


Ciertamente Yavé vacía la tierra y la deja desolada. Trastorna su superficie y esparce a sus habitantes,


La tierra se tambalea como un ebrio y será removida como una choza. ¡Tanto le pesa su pecado! Se desploma y no volverá a levantarse.


Por esta causa la ira de Yavé se encendió contra su pueblo, extiende su mano contra él y lo hiere. Las montañas se estremecen y sus cadáveres están tendidos en la calle. A pesar de todo, no se aplaca su ira. Su mano sigue extendida.


Pero Yavé es el ʼElohim verdadero. ¡Él es el ʼElohim viviente y el Rey eterno! Con su ira se estremece la tierra. Las naciones no pueden soportar su furor.


Miré las montañas y en verdad temblaban. Todas las colinas se estremecían.


de modo que los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo, todo lo que repta sobre la tierra y todos los hombres que están sobre la superficie de la tierra, temblarán ante mi Presencia. Las montañas también serán derribadas, los cercos de tierra apisonada caerán y todo muro caerá a tierra.


Delante de ellos tiembla la tierra y se estremecen los cielos, el sol y la luna se oscurecen y las estrellas retiran su fulgor.


Porque ʼAdonay Yavé de las huestes es el que toca la tierra, y se derrite. Lloran todos los que la habitan. Toda ella se levanta como un río, y luego vuelve a mermar como el Nilo de Egipto.


Las montañas se derretirán debajo de Él como cera junto al fuego. Los valles se hendirán como agua derramada sobre una pendiente.


Te ven las montañas, Y tiemblan. La inundación de aguas se desencadena. El abismo da su voz. A lo alto levanta sus manos.


¿Qué eres tú, oh gran montaña? ¡Ante Zorobabel serás una explanada! Él sacará la piedra principal de remate con aclamaciones: ¡Gracia, gracia a ella!


Porque ciertamente viene el día ardiente como un horno, cuando todos los altivos y todos los perversos serán estopa. Aquel día que viene los quemará, y no quedará de ellos raíz ni rama, dice Yavé de las huestes.


Sucedió que el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra fue sacudida y las rocas fueron partidas.


Y había sucedido un gran terremoto, porque un ángel del Señor descendió del cielo, rodó la piedra y se sentó sobre ella.


Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. La tierra y el cielo huyeron de su presencia, y no se halló el lugar de ellos.


El cielo fue replegado como un rollo que es enrollado. Toda montaña y toda isla fueron removidas de sus lugares.


Temblaron las montañas delante de Yavé, Aquella Sinaí, ante Yavé, ʼElohim de Israel.


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