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Mateo 8:8 - Palabra de Dios para ti 2022

8 Pero el centurión le contestó: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Pero solo dí la palabra, y mi esclavo sanará.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 —Señor —dijo el oficial—, no soy digno de que entres en mi casa. Tan solo pronuncia la palabra desde donde estás y mi siervo se sanará.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 El capitán contestó: 'Señor, ¿quién soy yo para que entres en mi casa? Di no más una palabra y mi sirviente sanará.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Pero el centurión, respondiendo, dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo, pero sólo dilo de palabra, y mi siervo será sanado,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Le contestó el centurión: 'Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo; bastará con que lo digas y mi criado se curará.

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Mateo 8:8
18 Referans Kwoze  

Soy indigno de tus misericordias y de toda la fidelidad que has mostrado a tu esclavo, pues con mi cayado pasé este Jordán y ahora tengo dos campamentos.


Oh Yavé, Tú has oído el anhelo de los humildes. Fortaleces sus corazones, tienes atento tu oído


Envió su Palabra y los sanó, Y los libró de sus destrucciones.


Porque Él dijo y fue hecho. Él ordenó y apareció.


Toma la vara. Tú y tu hermano Aarón reúnan la asamblea. Hablen a la peña ante los ojos de ellos, y ella dará sus aguas. Les sacarás agua de la peña y darás de beber a la congregación y a sus ganados.


Yo ciertamente los bautizo con agua para indicar el cambio de mente, pero el que viene después de mí es más poderoso que yo. No soy digno de llevar sus sandalias. Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego.


Pero Juan trataba de impedirle: Yo necesito que Tú me bautices, ¿y Tú vienes a mí?


Extendió la mano, lo tocó y dijo: Quiero, sé limpiado. Y al instante su lepra fue limpiada.


Le respondió: Yo iré y lo sanaré.


Porque yo también estoy bajo autoridad. Tengo soldados sometidos a mí. Digo a éste: Vé, y va; y a otro: Ven, y viene; y a mi esclavo: Haz esto, y lo hace.


No soy digno de que me llames tu hijo. Recíbeme como uno de tus jornaleros.


El hijo le habló: Padre, pequé contra el cielo y contra ti. No soy digno de que me llames tu hijo.


Al ver esto Simón se postró ante Jesús y exclamó: ¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!


el que viene después de mí, de Quien no soy digno de desatar la correa de su sandalia.


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