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Lucas 8:24 - Palabra de Dios para ti 2022

24 Entonces lo despertaron y le dijeron: ¡Maestro, Maestro! ¡Perecemos! Y Él reprendió el viento y las olas. Cesaron y hubo calma.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

24 Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Los discípulos fueron a despertarlo: «¡Maestro! ¡Maestro! ¡Nos vamos a ahogar!», gritaron. Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y a las tempestuosas olas. De repente la tormenta se detuvo, y todo quedó en calma.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Se acercaron a él y lo despertaron: 'Maestro, Maestro, ¡estamos perdidos!' Jesús se levantó y amenazó al viento y a las olas encrespadas; se tranquilizaron y todo quedó en calma.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Entonces se acercaron y lo despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro! ¡Perecemos! Y Él despertó y reprendió al viento y a la furia del agua, y cesaron, y sobrevino una calma.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Acercáronse a él y lo despertaron diciendo: '¡Maestro, Maestro, que nos hundimos!'. Entonces él se levantó, increpó al viento y al oleaje del mar, que amainaron y sobrevino la calma.

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Lucas 8:24
19 Referans Kwoze  

El que calma el estruendo de los mares, El estruendo de sus olas, Y el alboroto de las naciones.


¿Por qué cuando Yo vengo no hay alguien y cuando llamo nadie responde? ¿Se acortó mi mano para redimir? ¿No tengo ya fuerza para salvar? En verdad, por mi reprensión se seca el mar. Convierto los ríos en desierto. Sus peces mueren de sed y hieden por la falta de agua.


¿No me temerán a Mí? dice Yavé. ¿No temblarán ante mi Presencia, Yo, Quien puso la arena de límite al mar, como estatuto perpetuo que no puede traspasar? Aunque se agiten sus ondas, no pueden prevalecer. Aunque rujan sus olas, no lo traspasan.


Reprende al mar y lo hace secar. Evapora todos los ríos. Basán y la montaña Carmelo se marchitan y la flor del Líbano se desvanece.


Pero al ver el viento, se atemorizó. Cuando comenzó a hundirse, gritó: ¡Señor, sálvame!


Lo despertaron y le clamaron: ¡Señor, sálvanos porque perecemos!


Cuando lo despertaron, reprendió al viento y dijo al mar: ¡Calla! ¡Enmudece! Y el viento cesó y hubo una gran calma.


Jesús lo reprendió: ¡Enmudece y sal de él! Y cuando lo lanzó en medio, sin hacerle daño el demonio salió de él.


Se inclinó hacia ella, reprendió la fiebre y la sanó. De inmediato, se levantó y les servía.


Simón respondió: Maestro, hemos trabajado toda la noche y nada pescamos, pero en tu Palabra echaré las redes.


Les preguntó: ¿Dónde está su fe? Atemorizados y asombrados, se preguntaban unos a otros: ¿Quién es Éste que aun manda a los vientos y al agua, y le obedecen?


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