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Lucas 7:37 - Palabra de Dios para ti 2022

37 Ocurrió que una mujer que era pecadora en la ciudad, al saber que estaba reclinado en la casa del fariseo, llevó un alabastro lleno de perfume.

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Biblia Reina Valera 1960

37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

37 Cuando cierta mujer de mala vida que vivía en la ciudad se enteró de que Jesús estaba comiendo allí, llevó un hermoso frasco de alabastro lleno de un costoso perfume.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 En aquel pueblo había una mujer conocida como una pecadora; al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, tomó un frasco de perfume, se colocó detrás de él, a sus pies,

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 Y he aquí una mujer que era pecadora en la ciudad, al enterarse de que estaba reclinado a la mesa en la casa del fariseo, llevó un frasco° de alabastro lleno° de perfume,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 Y en esto, una mujer pecadora que había en la ciudad, al saber que él estaba comiendo en la casa del fariseo, llevó consigo un frasco de alabastro lleno de perfume,

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Lucas 7:37
18 Referans Kwoze  

¿Quién de los dos hizo la voluntad del padre? Respondieron: El primero. Jesús les dijo: En verdad les digo que los publicanos y las rameras van delante de ustedes al reino de Dios.


Pero el publicano, situado lejos, no quería ni aun levantar los ojos al cielo, sino golpeaba su pecho y decía: ¡Dios, compadécete de mí, pecador!


Pero al ver esto, todos refunfuñaban: Entró a reposar con un pecador.


Los fariseos y escribas de ellos murmuraban contra los discípulos de Jesús: ¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?


No vine a llamar a justos sino a pecadores para que cambien de mente.


Viene el Hijo del Hombre, Quien come y bebe, y dicen: ¡Ahí está un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores!


Uno de los fariseos le rogaba que comiera con él. Al entrar en la casa del fariseo, se reclinó.


María, hermana de Lázaro, fue la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos.


Llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego, y le dijeron: ¡Da gloria a Dios! Nosotros sabemos que este hombre es pecador.


Sabemos que Dios no oye a pecadores, pero sí oye a quien es temeroso de Él y hace su voluntad.


Pero Dios demuestra su amor hacia nosotros, porque cuando éramos aún pecadores, Cristo murió por nosotros.


La Palabra es fiel y digna de toda aceptación: Cristo Jesús vino al mundo a salvar pecadores, de los cuales yo soy el primero.


Reconocemos que la Ley no se instituyó para el justo, sino para inicuos y desobedientes, ateos y pecadores, perversos y profanos, patricidas y matricidas, homicidas,


Y: Si el justo se salva con dificultad, ¿Dónde se hallará el impío y el pecador?


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