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Lucas 4:41 - Palabra de Dios para ti 2022

41 También salían demonios de muchos que gritaban: ¡Tú eres el Hijo de Dios! Pero los reprendía y no les permitía hablar esto, porque sabían que Él era el Cristo.

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Biblia Reina Valera 1960

41 También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

41 Muchos estaban poseídos por demonios, los cuales salieron a su orden gritando: «¡Eres el Hijo de Dios!». Pero como ellos sabían que él era el Mesías, los reprendió y no los dejó hablar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

41 También salieron demonios de varias personas; ellos gritaban: 'Tú eres el Hijo de Dios', pero él los amenazaba y no les permitía decir que él era el Mesías, porque lo sabían.

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La Biblia Textual 3a Edicion

41 También salían demonios de muchos, vociferando y diciendo: ¡Tú eres el Hijo de Dios! Pero reprendiéndolos, no les permitía hablar estas cosas, porque sabían que Él era° el Mesías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

41 También los demonios salían de muchos, gritando: 'Tú eres el Hijo de Dios'. Pero él les increpaba y no les permitía decirlo, porque sabían que él era el Cristo.

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Lucas 4:41
14 Referans Kwoze  

Pero Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: ¡Te conjuro por el Dios viviente que nos digas si Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios!


Llegó el tentador y le dijo: Ya que eres Hijo de Dios, dí que estas piedras se conviertan en panes.


Cuando llegó la tarde le llevaron muchos endemoniados. Con su Palabra echó los demonios y sanó a todos los enfermos,


De repente gritaron: ¿Qué tienes con nosotros, Hijo de Dios? ¿Llegaste aquí para atormentarnos antes de tiempo?


Entonces Jesús le dijo: Mira, a nadie digas esto. Solo vé y muéstrate al sacerdote. Presenta la ofrenda que Moisés ordenó para testimonio a ellos.


Pero Jesús lo reprendió: ¡Enmudece y sal de él!


Cuando bajó el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados.


Jesús sanó a muchos de diversas dolencias y echó fuera muchos demonios. No los dejaba hablar, porque lo conocían.


Cuando los espíritus impuros lo miraban, caían ante Él y gritaban: ¡Tú eres el Hijo de Dios!


Se inclinó hacia ella, reprendió la fiebre y la sanó. De inmediato, se levantó y les servía.


Pero éstas fueron escritas para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer, tengan vida en su Nombre.


¿Tú crees que Dios es uno? Haces bien. ¡También los demonios creen y tiemblan!


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