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Juan 19:39 - Palabra de Dios para ti 2022

39 También llegó Nicodemo, quien visitó a Jesús de noche, y llevó una mezcla de mirra y áloe como de 45 kilogramos.

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Biblia Reina Valera 1960

39 También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

39 Lo acompañó Nicodemo, el hombre que había ido a ver a Jesús de noche. Llevó consigo unos treinta y tres kilos de ungüento perfumado, una mezcla de mirra y áloe.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

39 También fue Nicodemo, el que había ido de noche a ver a Jesús, llevando unas cien libras de mirra perfumada y áloe.

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La Biblia Textual 3a Edicion

39 También había ido Nicodemo (el que al principio acudió a Él de noche°), llevando una mezcla de mirra y áloe como de cien libras.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

39 Llegó también Nicodemo, aquel que al principio fue a buscar a Jesús de noche, con una mezcla de mirra y áloe como de unas cien libras de peso.

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Juan 19:39
15 Referans Kwoze  

Luego José dio órdenes a sus esclavos médicos para que embalsamaran a su padre. Y los médicos embalsamaron a Israel,


Lo sepultaron en su sepulcro que excavó en la Ciudad de David. Lo pusieron en un ataúd, el cual llenaron de toda clase de especias aromáticas y perfumes preparados por expertos perfumistas, y encendieron una gran hoguera en su honor.


Mirra, áloe y casia exhalan todas tus ropas. Desde los palacios de marfil te recrean instrumentos de cuerda.


Perfumé mi cama con mirra, áloes, y canela.


Mi amado es para mí un manojito de mirra Que reposa entre mis pechos.


Nardo y azafrán, Cálamo aromático y canela, Con todos los árboles de incienso, mirra y áloes, Con los mejores bálsamos y aromas.


Hasta que refresque el día y declinen las sombras. Me iré a la montaña de la mirra y a la colina del incienso.


No quebrará una caña desgastada, ni apagará la mecha ahumada hasta que saque el juicio a victoria.


Pero muchos primeros serán últimos, y últimos, primeros.


Al entrar en la casa, vieron al Niño con su madre María, se postraron y lo adoraron. Abrieron sus tesoros y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.


Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María, la madre de Jacobo, y Salomé compraron especias aromáticas para ir a ungirlo.


María tomó una libra de perfume de nardo puro de mucho valor, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se llenó con la fragancia del perfume.


Entonces Jesús le dijo: Déjala, lo guardaba para el día de preparación para mi sepultura.


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