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Jeremías 8:6 - Palabra de Dios para ti 2022

6 Oí atentamente y escuché. No hablan rectamente. No hay quien se arrepienta de su perversidad y diga: ¿Qué hice? Cada cual se apartó por su camino, como caballo que arremete en la batalla.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Escuché y oí; no hablan rectamente, no hay hombre que se arrepienta de su mal, diciendo: ¿Qué he hecho? Cada cual se volvió a su propia carrera, como caballo que arremete con ímpetu a la batalla.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Escucho sus conversaciones y no oigo una sola palabra de verdad. ¿Hay alguien que esté apenado por haber hecho lo malo? ¿Hay alguien que diga: “¡Qué cosa tan terrible he hecho!”? ¡No! ¡Todos corren por el camino del pecado tan veloces como galopa un caballo a la batalla!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Ven y oyen, pero hablan otro lenguaje y nadie llora su maldad, diciendo: '¿Qué es lo que he hecho?' Todos prosiguen su loca carrera como un caballo que se lanza a la carga.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 He estado atento y he escuchado: No hablan rectamente, No hay quien se arrepienta de su maldad, y diga: ¿Qué he hecho? Cada cual se vuelve a su carrera, Como corcel desbordado en la batalla.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Estuve atento y oí: hablan como no deben nadie se arrepiente de su maldad diciendo: '¿Qué he hecho?'. Todos se precipitan en su carrera, como caballo lanzado al combate.

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Jeremías 8:6
24 Referans Kwoze  

Diré a ʼElohim: ¡No me condenes! Hazme saber por qué contiendes conmigo.


Porque, ¿alguno le dijo a ʼEL: Generé mi castigo, no pecaré más,


enséñame Tú lo que yo no veo? ¡Si obré mal, no lo haré más!


Yavé miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres Para ver si había algún entendido que buscara a ʼElohim.


Por tanto, Yavé espera para otorgarles gracia. Por eso se levanta para compadecerse de ustedes, porque Yavé es ʼElohim justo. ¡Inmensamente felices todos los que esperan en Él!


Estuve airado y lo herí a causa de la iniquidad de su codicia. Me oculté y estuve airado, y él continuó apartado por el camino de su corazón.


Vio que no había alguno y se asombró de que no haya quien se interponga. Lo salvó su brazo y lo afirmó su misma justicia.


Oí lo que dicen los profetas que profetizan en mi Nombre y dicen: ¡Tuve un sueño, tuve un sueño!


¿Estará Él airado para siempre? ¿Eternamente estará airado? Ciertamente tú hablaste así, pero hiciste cuantas cosas perversas pudiste.


Recorran las calles de Jerusalén. Miren e infórmense. Busquen en sus plazas para ver si hallan un solo hombre y si hallan alguno que practique justicia, que busque la verdad, y Yo la perdonaré.


Porque reflexionó y se apartó de todas sus transgresiones que cometió. Ciertamente vivirá. No morirá.


Busqué entre ellos un hombre que levantara un terraplén y que se metiera en la brecha delante de Mí a favor de la tierra para que Yo no la destruya, pero no lo hallé.


Todo Israel traspasó tu Ley y se apartó para no obedecer tu voz. Por eso nos cayó la maldición y el juramento escrito en la Ley de Moisés, esclavo de ʼElohim, porque pecamos contra Él.


Desapareció el piadoso de la tierra, y no hay recto entre los hombres. Todos acechan para derramar sangre. Cada uno caza al otro con una red.


Dije: Ciertamente me temerá, aceptará corrección y no será destruida su vivienda, a pesar de todo lo que determiné con respecto a ella. Pero ellos anhelaban pervertir todas sus obras.


Pues Yavé de las huestes dice: Consideren bien sus procedimientos:


Yavé de las huestes dice: Mediten sobre sus procedimientos.


Entonces los que temían a Yavé hablaron el uno al otro, y Yavé prestó atención y escuchó. Y fue escrito un rollo de memoria delante de Él, a favor de los que temen a Yavé y honran su Nombre.


El Señor no retarda lo que prometió, como algunos lo tienen por tardanza, sino es longánime hacia ustedes. No quiere que algunos se pierdan, sino que todos cambien de mente.


El resto de los hombres, los que no murieron por estas plagas, no cambiaron de mente con respecto a las obras de sus manos para no adorar a los demonios y a los ídolos de oro, plata, bronce, piedra y madera, los cuales no pueden ver, ni oír, ni andar.


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