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Jeremías 8:14 - Palabra de Dios para ti 2022

14 ¿Por qué nos quedamos aquí sentados? Reúnanse y entremos en las ciudades fortificadas y perezcamos allí, porque Yavé nuestro ʼElohim nos lleva a perecer. Nos dio a beber agua envenenada, porque pecamos contra Yavé.

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Biblia Reina Valera 1960

14 ¿Por qué nos estamos sentados? Reuníos, y entremos en las ciudades fortificadas, y perezcamos allí; porque Jehová nuestro Dios nos ha destinado a perecer, y nos ha dado a beber aguas de hiel, porque pecamos contra Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 »Luego el pueblo dirá: “¿Por qué deberíamos esperar aquí para morir? Vengan, vayamos a las ciudades fortificadas para morir allí. Pues el Señor nuestro Dios ha decretado nuestra destrucción y nos ha dado a beber una copa de veneno porque pecamos contra el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 ¿Por qué nos quedamos parados? Juntémonos, entremos en nuestras ciudades fortificadas para morir allí, pues Yavé, nuestro Dios, nos entrega a la muerte y nos da para tomar agua envenenada, porque hemos pecado contra él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 ¿Qué hacemos aquí sentados? Reunámonos y entremos en las plazas fuertes y perezcamos allí, Porque YHVH nuestro Dios nos deja morir, Nos ha dado a beber agua envenenada, Porque hemos pecado contra YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 ¿Por qué nos estamos sentados? Reuníos y entremos en las ciudades amuralladas y perezcamos allí; pues Yahveh, nuestro Dios, nos destina a perecer y nos da para beber agua envenenada, porque hemos pecado contra Yahveh.

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Jeremías 8:14
23 Referans Kwoze  

Entonces David dijo a Abisai: Seba, hijo de Bicri nos hará más daño ahora que Absalón. Toma tú a los esclavos de tu ʼadón y vé tras él, no sea que halle ciudades fortificadas para él y escape de nosotros.


Enmudecí con silencio. Me callé, aun en cuanto a lo bueno, Y se agravó mi dolor.


Me dieron además hiel como alimento, Y en mi sed me dieron a beber vinagre.


Siéntate y calla. Entra en la oscuridad, oh hija de los caldeos, porque nunca más te volverán a llamar soberana de reinos.


Reconocemos, oh Yavé, nuestras perversidades y las iniquidades de nuestros antepasados, porque pecamos contra Ti.


Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, actúa, oh Yavé, por amor a tu Nombre. Ciertamente nuestras rebeliones se multiplicaron y pecamos contra Ti.


Por tanto, con respecto a estos profetas, Yavé de las huestes dice: Ciertamente Yo les doy a comer ajenjo y a beber agua envenenada. Porque de los profetas de Jerusalén salió la blasfemia a toda la tierra.


Estamos tendidos en nuestra vergüenza. Nuestra afrenta nos cubre porque pecamos contra Yavé nuestro ʼElohim. Nosotros y nuestros antepasados desde nuestra juventud hasta hoy no obedecimos la voz de Yavé nuestro ʼElohim.


Pero sucedió que cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió a la tierra, dijimos: Vengan, y ocultémonos en Jerusalén de la presencia del ejército de los caldeos y del ejército de Siria. En Jerusalén nos quedamos.


sino andan tras la dureza de su corazón y tras los baales, lo cual les enseñaron sus antepasados.


Por tanto, Yavé de las huestes, ʼElohim de Israel, dice: Ciertamente Yo daré a comer ajenjo a este pueblo y les daré a beber agua con hiel.


Recuerda mi aflicción y mi angustia, El ajenjo y la hiel.


Entonces Moisés dijo a Aarón: Esto es lo que Yavé habló: Entre los que se acercan a Mí seré santificado, y en la presencia de todo el pueblo seré reverenciado. Aarón guardó silencio.


Un pariente quemará a cada uno para sacar los huesos de la casa. Dirá al que está en algún rincón de ella: ¿Queda alguno contigo? Y responderá: Ninguno. Y dirá: ¡Silencio! Porque no podemos mencionar el Nombre de Yavé.


Pero Yavé está en su santo Templo: ¡Calle delante de Él toda la tierra!


¡Calle todo mortal ante Yavé, porque Él despertó en su santa morada!


le dieron vino mezclado con hiel, pero luego de probarlo no quiso beber.


No sea que esté entre ustedes un hombre o una mujer, una familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Yavé nuestro ʼElohim para ir a servir a los ʼelohim de esas naciones. No sea que esté entre ustedes una raíz que produzca hiel y ajenjo,


Porque la vid de Sodoma es la de ellos, Y de los campos de Gomorra. Sus uvas son venenosas, Sus racimos, amargos.


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