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Jeremías 7:26 - Palabra de Dios para ti 2022

26 Pero no me escucharon ni inclinaron su oído. Más bien se volvieron indómitos, y fueron peores que sus antepasados.

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Biblia Reina Valera 1960

26 pero no me oyeron ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz, e hicieron peor que sus padres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 pero mi pueblo no me ha escuchado, ni siquiera ha tratado de oírme. Han sido tercos y pecadores, aún peores que sus antepasados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Pero tampoco ustedes me oyeron ni me hicieron caso, y, endureciendo su cabeza, se portaron peor que ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Pero no me escucharon ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz y fueron peores que sus padres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 pero no me han escuchado ni aplicado su oído, sino que han endurecido su cerviz y se han portado peor que sus padres.

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Jeremías 7:26
44 Referans Kwoze  

Judá hizo lo malo ante Yavé y lo provocaron a celos con sus pecados que cometieron, más que los que cometieron sus antepasados.


sino que hiciste lo malo más que todos los que te precedieron. Fuiste y te hiciste otros ʼelohim, fundiste imágenes para provocarme a ira y me diste la espalda.


Pero ellos no obedecieron, sino fueron indómitos, como sus antepasados, quienes no permanecieron fieles a Yavé su ʼElohim.


Desecharon sus Preceptos, el Pacto que hizo con sus antepasados y las exhortaciones con las cuales les advirtió. Siguieron tras la vanidad y se volvieron vacíos. Fueron tras las naciones que estaban a su alrededor, con respecto a las cuales Yavé les ordenó que no hicieran como ellas.


Ahora pues, no sean indómitos como sus antepasados. Sométanse a Yavé y vengan a su Santuario que Él santificó para siempre. Sirvan a Yavé su ʼElohim, y el ardor de su ira se apartará de ustedes.


Yavé habló a Manasés y a su pueblo, pero ellos no escucharon.


Pero no se humilló delante de Yavé como se humilló su padre Manasés, sino Amón aumentó su culpa.


Testificaste contra ellos Para que se volvieran a tu Ley, Pero fueron arrogantes Y no escucharon tus Mandamientos, Sino pecaron contra tus Preceptos, Por los cuales vive El hombre que los cumple, Y volvieron con rebeldía la espalda, Y fueron indómitos, Y no quisieron escuchar.


El hombre que al ser reprendido es indómito, Será quebrantado de repente, Y no habrá para él medicina.


Porque sé que eres obstinado. Tu nuca es un tendón de hierro y tu frente es de bronce.


¿Qué más se podía hacer a mi viña que Yo no hice en ella? ¿Por qué cuando esperaba que diera uvas dio uvas silvestres?


Pero ellos no escucharon ni inclinaron su oído, sino cada cual anduvo en la terquedad de su perverso corazón. Por eso traigo sobre ellos todas las Palabras de este Pacto, el cual mandé que cumplieran y no lo cumplieron.


Ustedes actuaron peor que sus antepasados, porque en verdad cada uno de ustedes sigue lo que le dicta su malvado corazón de tal modo que no me escucha.


Pero ellos no escucharon, ni inclinaron su oído, sino se volvieron indómitos para no escuchar ni recibir corrección.


Yavé de las huestes, ʼElohim de Israel, dice: Ciertamente Yo traigo sobre esta ciudad y todas sus aldeas toda calamidad que pronuncié contra ella, porque se volvieron indómitos para no escuchar mis Palabras.


En tu gran prosperidad te hablé. Pero dijiste: No escucharé. Éste fue tu camino desde tu juventud. Nunca escuchaste mi voz.


Desde el año 13 de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, hasta hoy, estos 23 años la Palabra de Yavé vino a mí. Les he hablado de madrugada y sin cesar, y ustedes no escucharon.


Sin embargo no me escucharon, dice Yavé. Me provocaron a ira con la obra de sus manos para su propio mal.


ni obedecen las Palabras de mis esclavos profetas que les envié a ustedes desde muy temprano e incesantemente. Ustedes no las escucharon.


por cuanto no escucharon mis palabras, que les envié por medio de mis esclavos profetas, de madrugada y sin cesar, pero no quisieron escuchar, dice Yavé.


Solo reconoce tu iniquidad, porque contra Yavé tu ʼElohim cometiste transgresión. Abriste tus favores a extraños debajo de todo árbol frondoso y no obedeciste mi voz, dice Yavé.


Entraron y la disfrutaron. Pero no escucharon tu voz, ni anduvieron en tu Ley. Nada hicieron de lo que les mandaste hacer. Por tanto enviaste sobre ellos todo este mal.


Al fin de siete años cada uno de ustedes dejará en libertad a su hermano hebreo que te fue vendido. Seis años le servirá, y lo dejarás ir libre. Pero sus antepasados no me escucharon ni inclinaron su oído.


Les envié a mis esclavos profetas de madrugada y sin cesar para decirles: Regrese ahora cada uno de su mal camino y enmienden sus obras. No vayan tras ʼelohim extraños para servirles, y vivirán en la tierra que les di a ustedes y a sus antepasados. Pero no inclinaron sus oídos, ni me obedecieron.


Por tanto Yavé, ʼElohim de las huestes, ʼElohim de Israel, dice: Ciertamente Yo traigo sobre Judá y sobre todos los habitantes de Jerusalén todo el mal que hablé contra ellos, por cuanto les hablé y no escucharon. Los llamé, y no respondieron.


En cuanto a la Palabra que nos hablaste en Nombre de Yavé, no te obedeceremos.


Oh Yavé, ¿no buscan tus ojos la verdad? Los castigaste, pero no les dolió. Los consumiste, pero se negaron a recibir corrección. Endurecieron sus rostros más que la roca. Rehúsan regresar.


¿A quién tengo que hablar y amonestar para que escuchen? En verdad sus oídos están sordos y no pueden escuchar. Ciertamente la Palabra de Yavé es un oprobio para ellos. No tienen deleite en ella.


También puse centinelas sobre ustedes para que les dijeran: Oigan el sonido de la trompeta. Pero ellos dijeron: No oiremos.


Pero no escucharon ni inclinaron su oído, sino anduvieron con la dureza de su terco corazón, según su propio designio. Fueron hacia atrás y no hacia delante.


Yavé dijo: Porque abandonaron la Ley que puse delante de ellos. No escucharon mi voz, ni andan según ella,


Hijo de hombre, tú vives en medio de una casa rebelde, quienes tienen ojos para ver y no miran. Tienen oídos para oír y no escuchan, porque son casa rebelde.


Por tanto tú, hijo de hombre, prepárate un equipaje de cautivo y que te vean cuando sales cautivo de día de tu lugar a otro lugar. Tal vez atiendan, aunque son casa rebelde.


Por tanto dí a la Casa de Israel: ʼAdonay Yavé dice: ¿No se contaminan ustedes como sus antepasados y se prostituyen con sus ídolos repugnantes?


No obedecimos a tus esclavos profetas, que en tu Nombre hablaron a nuestros reyes, gobernantes, antepasados y a todo el pueblo de la tierra.


Mi pueblo está inclinado a apartarse de Mí. Aunque me llaman el Altísimo, ninguno en absoluto me exalta.


Pero no quisieron escuchar, más bien volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no escuchar.


Desde los días de sus antepasados se apartaron de mis Estatutos y no los guardaron. Regresen a Mí, y Yo me volveré a ustedes, dice Yavé de las huestes. Pero ustedes dicen: ¿De qué nos volvemos?


Pero los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre ellos: Éste es el heredero. ¡Vengan, matémoslo y poseamos su herencia!


¡Ustedes también colmen la medida de sus antepasados!


¡Indómitos e incircuncisos de corazón y de oídos! Ustedes resisten constantemente al Espíritu Santo. Son como sus antepasados.


Pero por tu terquedad y tu corazón no cambiado, acumulas ira para ti para el día de la ira y la manifestación del justo juicio de Dios.


Como las naciones que Yavé destruye delante de ustedes, así perecerán, porque no obedecieron la voz de Yavé su ʼElohim.


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