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Jeremías 44:16 - Palabra de Dios para ti 2022

16 En cuanto a la Palabra que nos hablaste en Nombre de Yavé, no te obedeceremos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

16 La palabra que nos has hablado en nombre de Jehová, no la oiremos de ti;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 —¡No escucharemos tus mensajes del Señor!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 No queremos saber nada con todo lo que nos has dicho en nombre de Yavé,

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 En cuanto a la palabra que nos has dicho en nombre de YHVH, no te obedeceremos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 'En lo que respecta a la palabra que nos has dicho en nombre de Yahveh, no queremos escucharte,

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Jeremías 44:16
24 Referans Kwoze  

¡Rompamos sus ataduras Y quitemos de nosotros sus cuerdas!


Pero Faraón respondió: ¿Quién es Yavé para que yo obedezca su voz y deje ir a Israel? ¡No conozco a Yavé ni dejaré ir a Israel!


Pero por cuanto llamé y rehusaron. Extendí mi mano, y no hubo quién escuchara.


La expresión de sus semblantes atestigua contra ellos, porque como Sodoma despliegan su pecado y no lo disimulan. ¡Ay de ellos, porque trajeron la desgracia sobre ellos mismos!


para regresar a las iniquidades de sus antepasados, quienes se negaron a escuchar mis Palabras y siguieron tras otros ʼelohim para servirles. La Casa de Israel y la Casa de Judá quebrantaron el Pacto que Yo hice con sus antepasados.


Pero ellos no escucharon ni inclinaron su oído, sino cada cual anduvo en la terquedad de su perverso corazón. Por eso traigo sobre ellos todas las Palabras de este Pacto, el cual mandé que cumplieran y no lo cumplieron.


Este pueblo perverso que rehúsa escuchar mis Palabras, que anda en la terquedad de su corazón y va tras otros ʼelohim para servirles y postrarse ante ellos, será como este cinturón que es completamente inútil.


Entonces ellos dijeron: ¡Vengan, tramemos nosotros un plan contra Jeremías! Porque la enseñanza no le faltará al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta. Vengan, causémosle una herida en la lengua, y no atendamos ninguna de sus palabras.


Entonces los magistrados dijeron al rey: Te rogamos que este hombre sea ejecutado, porque debilita las manos de los guerreros que quedan en esta ciudad, y las de todo el pueblo al hablarles así. Este hombre no busca el bienestar de este pueblo, sino su mal.


Pero si dicen: No viviremos en esta tierra, desobedecen la voz de Yavé su ʼElohim


Azarías, hijo de Osaías, y Johanán, hijo de Carea, y todos los varones arrogantes dijeron a Jeremías: Hablas mentira. No te envió Yavé nuestro ʼElohim a decirnos: No entren a Egipto para residir allá,


Y Jeremías dijo a todo el pueblo y a todas las mujeres: Todo el pueblo de Judá que están en la tierra de Egipto, escuchen la Palabra de Yavé:


Yavé de las huestes, ʼElohim de Israel, dice: Ustedes y sus esposas hablaron con sus bocas y lo ejecutaron con sus manos, y dijeron: En verdad, cumpliremos nuestros votos de quemar incienso a la Reina del Cielo y de derramar libaciones a ella. Adelante, confirmen sus votos y cumplan sus promesas.


Yavé dice: Deténganse en los caminos y miren. Pregunten por las sendas antiguas, cuál es el camino bueno. Anden por él y hallen descanso para sus almas. Pero ellos dijeron: No andaremos por él.


¿Se avergonzaron cuando cometieron repugnancia? Ciertamente no se avergonzaron ni supieron ruborizarse. Por tanto, caerán con los que caigan. En el tiempo de su castigo tropezarán, dice Yavé.


Oí atentamente y escuché. No hablan rectamente. No hay quien se arrepienta de su perversidad y diga: ¿Qué hice? Cada cual se apartó por su camino, como caballo que arremete en la batalla.


Ahora pues, si al oír el son de la corneta, el silbato, el tamboril, el arpa, el salterio, la zampoña y todo instrumento de música, están dispuestos a postrarse en adoración ante la estatua que hice, les irá bien. Pero si no la adoran serán echados en medio del horno de fuego ardiente en la misma hora. ¿Y cuál ʼelah los podrá librar de mis manos?


Pero sus conciudadanos lo aborrecían, y enviaron tras él una delegación para que dijera: No deseamos que éste reine sobre nosotros.


A aquellos enemigos míos que no quisieron que yo reinara sobre ellos, ¡tráiganlos acá y mátenlos delante de mí!


Pero el pueblo no quiso escuchar la voz de Samuel, sino dijo: No. Habrá rey sobre nosotros,


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