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Jeremías 44:10 - Palabra de Dios para ti 2022

10 Hasta hoy no se humillaron, ni tuvieron temor, ni andan en mi Ley ni en mis Estatutos, los cuales expuse delante de ustedes y de sus antepasados.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 No se han humillado hasta el día de hoy, ni han tenido temor, ni han caminado en mi ley ni en mis estatutos, los cuales puse delante de vosotros y delante de vuestros padres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Hasta este mismo instante no han mostrado remordimiento ni reverencia. Ninguno ha elegido obedecer mi palabra ni los decretos que les di a ustedes y a sus antepasados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Hasta ahora no han sentido ningún arrepentimiento ni miedo, ni se han portado según la Ley y los mandamientos, que yo había publicado delante de ustedes y de sus padres.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Hasta el día de hoy no se han humillado, ni han tenido temor, ni han andado en mi Ley ni en mis estatutos, los cuales puse delante de vosotros y de vuestros padres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Hasta el día de hoy no se han arrepentido ni han temido ni han caminado según mi ley y mis normas, las que puse delante de vosotros y delante de vuestros padres'.

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Jeremías 44:10
38 Referans Kwoze  

¿Viste cómo Acab se humilló delante de Mí? Por cuanto se humilló, no traeré el mal en sus días. El mal sobre su casa lo traeré en los días de su hijo.


pero porque tu corazón se enterneció, te humillaste delante de Yavé al escuchar lo que hablé contra este lugar y sus habitantes, que ellos serán una desolación y maldición, y tú rasgaste tus ropas y lloraste delante de Mí, Yo también escuché, dice Yavé.


Sin embargo Ezequías se humilló junto con los habitantes de Jerusalén, de modo que la ira de Yavé no recayó sobre ellos en los días de Ezequías.


Cuando estaba en angustia, oró a Yavé su ʼElohim y se humilló grandemente ante el ʼElohim de sus antepasados.


Su oración y cómo fue atendido, todo su pecado, su infidelidad y los sitios donde edificó lugares altos y erigió Aseras y otras imágenes talladas antes de humillarse, ciertamente están escritos en las crónicas de los videntes.


Yo ciertamente te escuché por cuanto tu corazón se conmovió, te humillaste ante ʼElohim al escuchar sus Palabras contra este lugar y sus habitantes. Te humillaste ante Mí, rasgaste tus ropas y lloraste ante Mí, dice Yavé.


Cercano está Yavé a los quebrantados de corazón, Y salva a los contritos de espíritu.


Los sacrificios de ʼElohim son un espíritu quebrantado. No despreciarás Tú, oh ʼElohim, al corazón contrito y humillado.


No guardaron el Pacto de ʼElohim Y rehusaron andar en su Ley.


Moisés y Aarón fueron a Faraón y le dijeron: Yavé el ʼElohim de los hebreos dice: ¿Hasta cuándo rehusarás humillarte delante de Mí? Deja que mi pueblo salga para que me sirva.


¿Aun te exaltas contra mi pueblo para no dejarlos salir?


Pero yo sé que ni tú ni tus esclavos temen aún a la Presencia de Yavé ʼElohim.


El sabio teme y se aparta del mal, Pero el necio se lanza confiado.


Por la misericordia y la verdad se borra la iniquidad, Y por el temor a Yavé se aparta uno del mal.


¡Inmensamente feliz es el hombre que teme siempre! Pero el que endurece su corazón caerá en la desgracia.


El temor a Yavé es aborrecer el mal. Aborrezco la soberbia, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa.


¿Quién entregó a Jacob al saqueo, a Israel a los depredadores? ¿No fue Yavé, contra Quien pecamos? Ellos no quisieron andar en sus caminos, ni obedecer su Ley.


Porque el Alto y Excelso, Morador Eterno, su Nombre es El Santo, dice: Yo moro en las alturas y en santidad, Pero estoy con los de espíritu que siente pesar porque me ofendió y está humillado. Estoy para reanimar a los de espíritu humilde y vivificar el corazón de los quebrantados.


Mi mano hizo todas estas cosas. Por tanto existen todas ellas, dice Yavé. Pero Yo miraré al humilde y de espíritu contrito, y que tiembla ante mi Palabra.


¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? Porque a Ti se debe temor, pues entre todos los sabios de las naciones y entre todos sus reinos no hay alguno comparable a Ti.


Les dirás: Yavé dice: Si no me escuchan para practicar mi Ley que coloqué delante de ustedes,


Entraron y la disfrutaron. Pero no escucharon tu voz, ni anduvieron en tu Ley. Nada hicieron de lo que les mandaste hacer. Por tanto enviaste sobre ellos todo este mal.


Ni el rey ni alguno de sus magistrados que oyeron aquellas palabras tuvieron temor ni rasgaron sus ropas.


Porque ustedes quemaron sacrificios y pecaron contra Yavé. No obedecieron la voz de Yavé, ni anduvieron en su Ley, ni en sus Estatutos, ni en sus Testimonios. Por eso vino sobre ustedes esta aflicción, como está hoy.


Oh Yavé, ¿no buscan tus ojos la verdad? Los castigaste, pero no les dolió. Los consumiste, pero se negaron a recibir corrección. Endurecieron sus rostros más que la roca. Rehúsan regresar.


¿Se avergonzaron porque cometieron repugnancia? ¡No! Ciertamente de nada se avergüenzan, ni aun saben ruborizarse. Por tanto, caerán entre los que caen, en el tiempo cuando Yo los castigue. Serán derribados, dice Yavé.


¿Se avergonzaron cuando cometieron repugnancia? Ciertamente no se avergonzaron ni supieron ruborizarse. Por tanto, caerán con los que caigan. En el tiempo de su castigo tropezarán, dice Yavé.


Yavé le dijo: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén. Pon una señal en las frentes de los hombres que gimen y se angustian a causa de todas las repugnancias que se cometen en medio de ella.


Pero para ustedes, los que temen mi Nombre, nacerá el Sol de Justicia. En sus alas traerá salvación. Saldrán y saltarán como becerros de la manada.


Cuando el centurión y los que custodiaban a Jesús vieron el terremoto y lo que sucedía, se atemorizaron y dijeron: ¡En verdad Éste era Hijo de Dios!


Pero el otro lo reprendió: ¿Ni siquiera tú, que estás en la misma condena, temes a Dios?


Tienes razón. Fueron desgajadas por incredulidad, y tú por la fe estás firme. No seas arrogante, sino teme.


Por tanto, humíllense bajo la poderosa mano de Dios para que los exalte cuando sea tiempo.


¿Quién no te temerá, oh Señor, Y glorificará tu nombre? Porque solo Tú eres santo. Por lo cual todas las naciones estarán presentes y adorarán delante de Ti, Porque tus acciones justas se manifestaron.


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