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Jeremías 4:7 - Palabra de Dios para ti 2022

7 El león sube de la espesura. El destructor de naciones está en marcha. Salió de su lugar para convertir tu tierra en desolación. Tus ciudades quedarán en ruinas, sin habitante.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 El león sube de la espesura, y el destruidor de naciones está en marcha, y ha salido de su lugar para poner tu tierra en desolación; tus ciudades quedarán asoladas y sin morador.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Desde su guarida un león acecha, un destructor de naciones. Ha salido de su guarida y se dirige hacia ustedes. ¡Arrasará su tierra! Sus ciudades quedarán en ruinas, y ya nadie vivirá en ellas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 El león, que devora las naciones, se ha levantado de su madriguera y se ha puesto en marcha, abandonando su morada, para dejar tu tierra como un desierto, tus ciudades destruidas y sin habitantes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 De la espesura sube el león,° El destructor de naciones está en marcha, Partió de su lugar para convertir tu tierra en desolación; Tus ciudades quedarán en ruinas, sin habitantes.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Sube un león desde la selva, se ha puesto en camino un devastador de naciones, ha salido de su residencia para hacer de tu país un desierto: arruinadas serán tus ciudades sin quedar un habitante.

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Jeremías 4:7
33 Referans Kwoze  

En su tiempo subió Nabucodonosor, rey de Babilonia, y Joacim fue su vasallo durante tres años. Luego cambió de parecer y se rebeló contra él.


El décimo día del décimo mes del año noveno de su reinado, Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó con todo su ejército contra Jerusalén, acampó contra ella, y construyó una empalizada alrededor de ella.


Su tierra está asolada, sus ciudades incendiadas, su suelo devorado por extranjeros en presencia de ustedes, asolada como con desolación de extraños.


Yavé de las huestes dijo a mis oídos: Sus muchas casas serán arrasadas. Sus magníficos palacios quedarán desolados.


Entonces pregunté: ¿Hasta cuándo, ʼAdonay? Y Él respondió: Hasta cuando las ciudades estén devastadas y sin habitantes, no haya gente en las casas y la tierra esté absolutamente desolada,


Los leoncillos rugieron contra él, levantaron su rugido y convirtieron su tierra en una desolación. Sus ciudades están quemadas y sin habitante.


Porque Yavé dice esto con respecto a la casa del rey de Judá: Eres para Mí como Galaad, como la cumbre del Líbano. Pero te convertiré en una desolación y en ciudades no habitadas.


Designé contra ti destructores, cada uno con sus armas, quienes talarán tus cedros más selectos y los echarán al fuego.


Como león, abandonó su guarida, porque la tierra se convirtió en horror a causa de la ira del opresor y a causa de su ardiente ira.


ciertamente Yo mandaré a todos los pueblos del norte y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi esclavo. Yavé dice: Los traeré contra esta tierra, sus habitantes y todas estas naciones de alrededor. Los destruiré y los convertiré en escarnio, burla y desolación perpetua.


¿Por qué profetizaste en Nombre de Yavé y dijiste: Esta Casa será como Silo, y esta ciudad será desolada hasta no quedar habitante? Y todo el pueblo se reunió contra Jeremías en la Casa de Yavé.


La nación o el reino que no sirva a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que no se someta al yugo del rey de Babilonia, la castigaré con espada, con hambre y pestilencia, dice Yavé, hasta que destruya a esa nación por medio de él.


Yavé dice: En este lugar del cual ustedes dicen que está desolado, sin hombres ni animales, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén que están desoladas, sin habitante ni animal,


Ciertamente Yo daré orden, dice Yavé, y los devolveré a esta ciudad. Lucharán contra ella, la tomarán y la incendiarán. Convertiré en una desolación las ciudades de Judá hasta que no quede habitante.


Al estruendo de jinetes y de flecheros toda ciudad huye. Entran en la espesura de los bosques y suben a las peñas. Todas las ciudades están abandonadas. No queda algún habitante en ellas.


Yavé de las huestes, ʼElohim de Israel, dice: Ustedes vieron todo el mal que traje sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá. Pues miren, hoy son una desolación y nadie vive allí


¡Vivo Yo! Palabra del Rey, cuyo Nombre es Yavé de las huestes: Como la montaña Tabor es real, y la montaña Carmelo se levanta frente al mar, así él vendrá.


Como un león que sube de la espesura del Jordán al pastizal de perenne verdor, así los correré de allí y la entregaré al que sea escogido. Porque, ¿quién es semejante a Mí? ¿Quién me desafía? ¿Cuál es el pastor que prevalece delante de Mí?


Por tanto, el león de la selva los matará. El lobo del desierto los destruirá. El leopardo acecha sus ciudades. Cualquiera que salga de ellas será despedazado, porque sus transgresiones son muchas. Sus apostasías son numerosas.


Israel es rebaño descarriado, acosado por leones. Primero el rey de Asiria lo devoró, luego lo deshuesó Nabucodonosor, rey de Babilonia.


Ciertamente uno viene como un león que sube de la espesura del Jordán a la vivienda fortificada. Porque muy pronto lo hago huir de ella, y al que Yo escoja, la encargaré. Porque ¿quién es semejante a Mí? ¿Quién me desafía? ¿Cuál es el pastor que pueda resistirme?


Desde Dan se oye el relincho de los caballos. Toda la tierra se estremece ante el estruendo del relincho de sus corceles. Llegan y devoran la tierra y todo lo que hay en ella, la ciudad y sus habitantes.


Convertiré a Jerusalén en una pila de escombros y una guarida de chacales, y a las ciudades de Judá en una desolación sin habitante.


Las ciudades habitadas quedarán devastadas y la tierra será una desolación. Y sabrán que Yo soy Yavé.


Derramaré mi furor sobre ti, soplaré contra ti con el fuego de mi ira y te entregaré en mano de hombres temerarios, artesanos de destrucción.


Hijo de hombre, levanta una lamentación sobre Faraón, rey de Egipto: Eres como un león de las naciones, como el cocodrilo de los mares. Porque secas tus ríos, enturbias las aguas con tus pies y pisoteas sus riberas.


Por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temían y temblaban ante él. Al que quería mataba y al que quería concedía vida. Al que quería engrandecía y al que quería humillaba.


La primera era como un león, y tenía alas de águila. Yo miraba hasta que sus alas fueron arrancadas, y ella fue levantada de la tierra. La levantaron a estar sobre sus dos pies, a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre.


Convertiré sus ciudades en ruinas. Destruiré sus santuarios. No aceptaré el aroma aplacador de sus sacrificios.


A ustedes los esparciré entre las naciones, y desenvainaré la espada tras ustedes. Su tierra será devastada y sus ciudades desoladas.


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