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Jeremías 4:19 - Palabra de Dios para ti 2022

19 ¡Mis órganos internos, mis órganos internos! Me duelen las fibras de mi corazón. Mi corazón se agita dentro de mí. No puedo callarme porque escuché el sonido de trompeta y el pregón de la guerra.

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Biblia Reina Valera 1960

19 ¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí; no callaré; porque sonido de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 ¡Mi corazón, mi corazón, me retuerzo de dolor! ¡Mi corazón retumba dentro de mí! No puedo quedarme quieto. Pues he escuchado el sonar de las trompetas enemigas y el bramido de sus gritos de guerra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 ¡Ay, qué dolores en todo mi interior, me duele el corazón! Me palpita tan fuerte que no puedo callarme. ¿No oyes, alma mía, el toque del clarín y el estruendo de la guerra?

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 ¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón, Mi corazón se agita dentro de mí, No puede estarse quieto, Por cuanto oíste, alma mía, El sonido del shofar° Y el clamor° de la guerra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 ¡Mis entrañas! ¡Mis entrañas! ¡Me retuerzo de dolor! ¡Entretelas de mi corazón! Mi corazón me palpita, no puedo callarme, pues sonido de trompeta oye mi alma, alarma de guerra.

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Jeremías 4:19
48 Referans Kwoze  

En su consejo no entre mi alma, Ni mi espíritu se una a su asamblea, Pues en su furia asesinaron hombres, Y en su temeridad desjarretaron bueyes.


dijo a su padre: ¡Ay, mi cabeza, mi cabeza! Y él dijo al esclavo: Llévalo a su madre.


El varón de ʼElohim lo miró fijamente hasta que aquél se ruborizó. Entonces el varón de ʼElohim lloró.


Bendice, alma mía, a Yavé, Y bendiga todo mi ser su santo Nombre.


Vuelve, alma mía, a tu reposo, Porque Yavé te llenó de bien.


Manantiales de agua bajarán de mis ojos, Porque ellos no observan tu Ley.


Indignación ardiente se apoderó de mí A causa de los perversos que abandonan tu Ley.


¡Aleluya! ¡Alaba, alma mía, a Yavé!


Dije a Yavé: Tú eres mi ʼAdonay. No tengo bien fuera de Ti.


Mi corazón lamenta por Moab. Sus fugitivos huyen hasta Zoar como una novilla de tres años. Porque por la cuesta de Luhit subirán llorando. Levantarán gritos de quebrantamiento en el camino a Horonaim


Por eso mis órganos internos vibran como un arpa por Moab, y mi pecho, por Kir-hareset.


Por tanto mi cintura se llenó de dolor. Me vinieron angustias, como angustias de parturienta. Me agita oírlo, me espanta mirarlo.


Se me turba el corazón y el terror se apoderó de mí. El crepúsculo anhelado se me convirtió en espanto.


Por eso dije: Déjame llorar amargamente. No se afanen en consolarme por la destrucción de la hija de mi pueblo.


Pero si no escuchan esto, mi alma llorará en secreto a causa de la soberbia de ustedes. Mis ojos llorarán amargamente porque el rebaño de Yavé será llevado cautivo.


Y si digo: No lo recordaré a Él, ni hablaré más en su Nombre, entonces mi corazón es como un fuego abrasador encerrado en mis huesos. Me esfuerzo en contenerlo, pero no puedo.


A causa de los profetas, mi corazón está quebrantado dentro de mí, y todos mis huesos se estremecen. Fui como un ebrio, un hombre dominado por el vino, a causa de Yavé y a causa de sus santas Palabras.


¿Hasta cuándo tendré que ver la bandera y oír el sonido de trompeta?


Anuncien en Judá y proclamen en Jerusalén: ¡Toquen la trompeta en la tierra! Proclamen, reúnanse y digan: ¡Reúnanse y entremos en las ciudades fortificadas!


y dicen: No, más bien entraremos en la tierra de Egipto, donde no veremos guerra, ni oiremos sonido de trompeta, ni padeceremos hambre. Allá viviremos.


Por tanto, ciertamente vienen días, dice Yavé, en los cuales produciré un toque de trompeta para guerra contra Rabá de los hijos de Amón. Será convertida en una pila de escombros, y sus ciudades serán incendiadas. Entonces Israel tomará posesión de lo que era suyo, dice Yavé.


¡Hay en la tierra estruendo de batalla y gran destrucción!


Oímos su fama y se debilitan nuestras manos. La angustia se apodera de nosotros, dolores como de mujer que da a luz.


Aunque tenga consuelo en la aflicción, mi corazón desfallece dentro de mí.


Por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo estoy quebrantado. Estoy entenebrecido. El espanto me arrebató.


¡Oh, que mi cabeza fuera agua y mis ojos fuentes de lágrimas para llorar de día y de noche por los asesinados de la hija de mi pueblo!


Por las montañas levantaré mi lamento y mi llanto por los pastizales del desierto porque están desolados. No hay quien pase, ni se oye el bramido del ganado. Desde las aves del cielo hasta las bestias huyeron. Todos se fueron.


Por estas cosas yo lloro. Mis ojos se deshacen en agua, Porque lejos de mí está un consolador Quien restituya mi alma. Mis hijos están desconsolados Porque prevaleció el enemigo.


Mira, oh Yavé, que estoy en angustia. Mis órganos internos hierven. Mi corazón se me revuelve. ¡Cuán rebelde fui! Fuera de la casa priva la espada. Adentro es como la muerte.


Mis ojos desfallecen a causa de las lágrimas. Se conmueven mis órganos internos. Mi corazón está profundamente perturbado Y mi hiel se derrama a tierra A causa de la destrucción de la hija de mi pueblo. Porque los niños y los bebés Desfallecen en las calles de la ciudad.


Pero Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, quedó pasmado un buen rato, y sus pensamientos lo turbaron. Entonces el rey habló: Beltsasar, no te turbe el sueño ni su interpretación. Beltsasar respondió: ʼadón mío, sea este sueño para los que te aborrecen, y su interpretación para tus enemigos.


En cuanto a mí, Daniel, se me turbó el espíritu a causa de esto, y las visiones de mi cabeza me alarmaban.


En este punto terminó la revelación. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me alarmaron muchísimo y mi semblante palideció, pero guardé el asunto en mi corazón.


Y yo, Daniel, quedé quebrantado y estuve enfermo algunos días. Luego me levanté y atendí los negocios del rey, pero estaba espantado a causa de la visión. No la entendía.


¿Se tocará la trompeta en la ciudad sin alborotar al pueblo? ¿Sucederá alguna calamidad en la ciudad si Yavé no la envía?


Escuché y se conmovieron mis órganos internos. A su voz temblaron mis labios. Pudrición entró en mis huesos Y dentro de mí me estremezco. Pero debo estar tranquilo el día de la adversidad, Cuando suba el pueblo que nos invadirá con sus tropas.


Cuando entren en guerra en su país contra el enemigo que los ataca, tocarán las trompetas con alarma. Se les recordará ante Yavé su ʼElohim, y serán salvos de sus enemigos.


Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón y mi súplica a Dios por ellos es para que sean salvos.


De igual manera, si una trompeta no da sonido claro, ¿quién se prepararía para la batalla?


Hijos míos, por quienes otra vez sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes,


El arroyo de Cisón los arrastró, Arroyo antiguo, arroyo de Cisón. Marcha con fuerza, ¡oh alma mía!


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