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Jeremías 26:9 - Palabra de Dios para ti 2022

9 ¿Por qué profetizaste en Nombre de Yavé y dijiste: Esta Casa será como Silo, y esta ciudad será desolada hasta no quedar habitante? Y todo el pueblo se reunió contra Jeremías en la Casa de Yavé.

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Biblia Reina Valera 1960

9 ¿Por qué has profetizado en nombre de Jehová, diciendo: Esta casa será como Silo, y esta ciudad será asolada hasta no quedar morador? Y todo el pueblo se juntó contra Jeremías en la casa de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 ¿Qué derecho tienes de profetizar en el nombre del Señor que este templo será destruido como lo fue Silo? ¿Qué quieres decir cuando afirmas que Jerusalén será destruida y dejada sin habitantes?». Así que todo el pueblo lo amenazaba mientras él estaba frente al templo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 por lo que has dicho en nombre de Yavé, que a este templo le pasará lo que a Silo y esta ciudad será arrasada y quedará sin habitantes. Y se juntó todo el pueblo en torno a Jeremías en la Casa de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 ¿Por qué has profetizado en nombre de YHVH, diciendo: Esta Casa será como Silo, y esta ciudad quedará desolada, sin ningún habitante? Y todo el pueblo se juntó contra Jeremías en la Casa de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 ¿Por qué profetizas en nombre de Yahveh, diciendo: 'Este templo quedará como Siló, y esta ciudad será arrasada sin que quede un habitante?''. Y todo el pueblo se amotinó contra Jeremías en el templo de Yahveh.

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Jeremías 26:9
28 Referans Kwoze  

Cuando el profeta le hablaba estas cosas, él respondió: ¿Te designamos a ti como consejero del rey? Déjate de eso. ¿Por qué quieres que te maten? Entonces el profeta desistió, pero agregó: Yo sé que ʼElohim determinó destruirte, porque hiciste esto y no atendiste mi consejo.


Los que inducen al hombre a pecar con palabras, ponen trampas al que reprende en la puerta y pervierten la causa del justo con falsos argumentos.


Sedequías, rey de Judá, lo encarceló y lo acusó: Tú profetizaste y dijiste: Yavé dice: Yo entregaré esta ciudad en mano del rey de Babilonia, quien la tomará.


Yavé dice: En este lugar del cual ustedes dicen que está desolado, sin hombres ni animales, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén que están desoladas, sin habitante ni animal,


En cuanto a Joacim, rey de Judá, dirás: Yavé dice: Tú quemaste este rollo y dijiste: ¿Por qué escribiste en él: Ciertamente vendrá el rey de Babilonia y destruirá esta tierra y hará desaparecer de ella a los hombres y los animales?


Convertiré a Jerusalén en una pila de escombros y una guarida de chacales, y a las ciudades de Judá en una desolación sin habitante.


A causa de los pecados de sus profetas Y de las iniquidades de sus sacerdotes, Los cuales derramaron en medio de ella La sangre de los justos.


Ellos aborrecen al que amonesta en la puerta y repugnan al que habla rectamente.


Dicen a los que profetizan: ¡No profeticen! Así la afrenta no nos alcanzará.


Después que entró en el Templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se le acercaron mientras enseñaba y le preguntaron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te dio esta autoridad?


Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud para que pidieran a Barrabás y mataran a Jesús.


Pero los principales sacerdotes incitaron a la multitud para pedirle que más bien les soltara a Barrabás.


Estas palabras habló cuando enseñaba frente al tesoro en el Templo, pero nadie lo detuvo, porque no había llegado su hora.


Entonces, los judíos tomaron piedras para lanzárselas, pero Jesús se ocultó y salió del Templo.


Pero los judíos incitaron a prominentes mujeres adoradoras de Dios y a los líderes de la ciudad. Provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de su región.


Así se alborotó la ciudad. El pueblo se agolpó, se apoderaron de Pablo y lo arrastraron fuera del Templo. De inmediato sus puertas fueron cerradas.


Hasta esa palabra lo escucharon. Alzaron su voz: ¡Extermínalo de la tierra, porque no merece vivir!


Mientras él tenía agarrados a Pedro y a Juan, todo el pueblo, asombrado, corrió con prisa hacia el Patio de Salomón.


Los apóstoles realizaban muchas señales milagrosas y prodigios entre el pueblo, y estaban todos unánimes en el Patio de Salomón.


Les mandamos estrictamente que no enseñen en ese Nombre. Pero han llenado a Jerusalén de su enseñanza y quieren traer sobre nosotros la sangre de ese Hombre.


Porque lo oímos cuando dijo que este Jesús nazareno destruirá este lugar y cambiará las costumbres que Moisés nos transmitió.


Toda la congregación de los hijos de Israel se reunió en Silo y levantaron allí el Tabernáculo de Reunión. La tierra estaba sometida a ellos.


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