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Jeremías 2:15 - Palabra de Dios para ti 2022

15 Los leoncillos rugieron contra él, levantaron su rugido y convirtieron su tierra en una desolación. Sus ciudades están quemadas y sin habitante.

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Biblia Reina Valera 1960

15 Los cachorros del león rugieron contra él, alzaron su voz, y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades, sin morador.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Leones fuertes rugieron contra él, y la tierra ha sido destruida. Ahora las ciudades están en ruinas; ya nadie vive en ellas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Contra ti han rugido leones, tu tierra ha sido desolada, tus ciudades, incendiadas y despobladas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Los leoncillos rugieron contra él, dieron sus bramidos, Y convirtieron su tierra en una desolación; Sus ciudades están quemadas y sin habitantes.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 por la que bramaban leoncillos, daban su rugido? Hicieron de su país un desierto, sus ciudades fueron incendiadas, no queda un solo habitante.

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Jeremías 2:15
35 Referans Kwoze  

El rugido del león, la voz fiera de la leona y los dientes de sus cachorros son quebrados.


Mi vida está en medio de leones. Estoy tendido entre los que respiran fuego. Hijos de hombres, sus dientes son lanzas y flechas, Y su lengua, espada aguda.


Su tierra está asolada, sus ciudades incendiadas, su suelo devorado por extranjeros en presencia de ustedes, asolada como con desolación de extraños.


Ciertamente Yavé vacía la tierra y la deja desolada. Trastorna su superficie y esparce a sus habitantes,


Su rugido es de león. Ruge como los leoncillos. Gruñe, atrapa la presa y la retiene. Nadie se la arrebata.


Yavé de las huestes dijo a mis oídos: Sus muchas casas serán arrasadas. Sus magníficos palacios quedarán desolados.


Entonces pregunté: ¿Hasta cuándo, ʼAdonay? Y Él respondió: Hasta cuando las ciudades estén devastadas y sin habitantes, no haya gente en las casas y la tierra esté absolutamente desolada,


¡Oigan un rumor! ¡Viene un gran tumulto de la tierra del norte para convertir las ciudades de Judá en desolación y en guarida de chacales!


Tú profetizarás contra ellos todas estas palabras y les dirás: Yavé ruge desde lo alto. Desde su Santa Morada da su voz. Ruge enfurecido desde su Morada. Produce un clamor como el de los que pisan el lagar, contra todos los habitantes de la tierra.


ciertamente Yo mandaré a todos los pueblos del norte y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi esclavo. Yavé dice: Los traeré contra esta tierra, sus habitantes y todas estas naciones de alrededor. Los destruiré y los convertiré en escarnio, burla y desolación perpetua.


¿Por qué profetizaste en Nombre de Yavé y dijiste: Esta Casa será como Silo, y esta ciudad será desolada hasta no quedar habitante? Y todo el pueblo se reunió contra Jeremías en la Casa de Yavé.


Yavé dice: En este lugar del cual ustedes dicen que está desolado, sin hombres ni animales, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén que están desoladas, sin habitante ni animal,


Ciertamente Yo daré orden, dice Yavé, y los devolveré a esta ciudad. Lucharán contra ella, la tomarán y la incendiarán. Convertiré en una desolación las ciudades de Judá hasta que no quede habitante.


El león sube de la espesura. El destructor de naciones está en marcha. Salió de su lugar para convertir tu tierra en desolación. Tus ciudades quedarán en ruinas, sin habitante.


Por eso por la perversidad de sus obras, de repugnancias que cometieron, Yavé no lo pudo sufrir más, y la tierra de ustedes se convirtió en una desolación, en un objeto de horror y en una maldición, hasta quedar sin habitante, como está hoy.


Por tanto, el león de la selva los matará. El lobo del desierto los destruirá. El leopardo acecha sus ciudades. Cualquiera que salga de ellas será despedazado, porque sus transgresiones son muchas. Sus apostasías son numerosas.


Israel es rebaño descarriado, acosado por leones. Primero el rey de Asiria lo devoró, luego lo deshuesó Nabucodonosor, rey de Babilonia.


Todos juntamente rugirán como leones. Gruñirán como cachorros de león.


Corrígete, oh Jerusalén, no sea que mi alma se aparte de ti, no sea que te conviertas en una desolación, en tierra no habitada.


Por las montañas levantaré mi lamento y mi llanto por los pastizales del desierto porque están desolados. No hay quien pase, ni se oye el bramido del ganado. Desde las aves del cielo hasta las bestias huyeron. Todos se fueron.


Convertiré a Jerusalén en una pila de escombros y una guarida de chacales, y a las ciudades de Judá en una desolación sin habitante.


profetiza: ʼAdonay Yavé dice: Por cuanto eran heredad de otras naciones, y se las puso en boca de habladores y murmuradores del pueblo,


Además, te convertiré en desolación y en reproche entre las naciones que te rodean, a la vista de todos los que pasen.


Caminarán tras Yavé. Él rugirá como un león. Cuando ruja, sus hijos vendrán temblorosos desde occidente.


Porque Yo seré como un león para Efraín, y como un leoncillo para la Casa de Judá. Yo, Yo mismo haré presa y me iré. La llevo, y no hay quien me la quite.


Yavé dice: Como el pastor rescata de la boca del león un par de patas o la punta de una oreja, así los hijos de Israel que viven en Samaria serán rescatados: Con la esquina de una cama y con el cobertor de un sofá.


¿Rugirá el león en el bosque si no tiene presa? ¿Rugirá el leoncillo en su guarida si no apresó?


Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si ʼAdonay Yavé habla, ¿quién no profetizará?


¿Dónde está la guarida de los leones y el sitio donde se recogían el león, la leona y los leoncillos, y no había quién los espantara?


Ni su plata ni su oro podrán librarlos el día de la ira de Yavé, cuando el fuego de su celo consuma toda la tierra, porque ciertamente todos los que viven en la tierra serán destruidos apresuradamente.


¡Ay de los habitantes de la costa, del pueblo de los cereteos! La Palabra de Yavé está contra ustedes, oh Canaán, tierra de filisteos. Haré que seas arrasada hasta que no quede algún habitante.


Yo destruí naciones, sus torreones están en ruinas. Dejé desiertas sus calles hasta no quedar quien pase. Sus ciudades están devastadas, sin hombre, sin habitante.


Hay un gemido de los pastores, porque su esplendor quedó arruinado. Hay un rugido de los leoncillos, porque el esplendor del Jordán quedó destruido.


Sansón bajó con su padre y con su madre a Timnat. Cuando llegaron a las viñas de Timnat, ahí salía un leoncillo que rugía hacia él.


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