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Jeremías 11:8 - Palabra de Dios para ti 2022

8 Pero ellos no escucharon ni inclinaron su oído, sino cada cual anduvo en la terquedad de su perverso corazón. Por eso traigo sobre ellos todas las Palabras de este Pacto, el cual mandé que cumplieran y no lo cumplieron.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Pero no oyeron, ni inclinaron su oído, antes se fueron cada uno tras la imaginación de su malvado corazón; por tanto, traeré sobre ellos todas las palabras de este pacto, el cual mandé que cumpliesen, y no lo cumplieron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 pero sus antepasados no escucharon y ni siquiera prestaron atención, sino que se pusieron tercos y siguieron sus propios malos deseos. Y debido a que se negaron a obedecer, traje sobre ellos todas las maldiciones descritas en este pacto”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Pero no me escucharon ni me hicieron caso, sino que cada uno siguió la inclinación de su corazón perverso. Entonces yo cumplí contra ellos todas las palabras de esta alianza que les había ordenado observar y no observaron.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Pero ellos no escucharon ni inclinaron su oído, sino que cada cual anduvo en la dureza de su malvado corazón. Por eso traigo sobre ellos todas las palabras de este pacto, el cual mandé que cumplieran y no lo han cumplido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Pero ellos no escucharon ni aplicaron su oído, sino que cada uno siguió la obstinación de su corazón malvado, y por eso hice recaer sobre ellos todas las palabras de esta alianza que les había mandado cumplir y que no cumplieron'.

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Jeremías 11:8
31 Referans Kwoze  

Aun así desobedecieron Y se rebelaron contra ti. Echaron tu Ley tras sus espaldas, Asesinaron a tus profetas que testificaban Contra ellos para acercarlos a Ti E hicieron grandes repugnancias.


Testificaste contra ellos Para que se volvieran a tu Ley, Pero fueron arrogantes Y no escucharon tus Mandamientos, Sino pecaron contra tus Preceptos, Por los cuales vive El hombre que los cumple, Y volvieron con rebeldía la espalda, Y fueron indómitos, Y no quisieron escuchar.


Este pueblo perverso que rehúsa escuchar mis Palabras, que anda en la terquedad de su corazón y va tras otros ʼelohim para servirles y postrarse ante ellos, será como este cinturón que es completamente inútil.


En aquel tiempo Jerusalén será llamada Trono de Yavé. Serán reunidas todas las naciones en ella, pues el Nombre de Yavé estará en Jerusalén. Ya no andarán en la terquedad de su perverso corazón.


No como el Pacto que hice con sus antepasados el día cuando tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto, porque ellos invalidaron mi Pacto, aunque fui Yo un esposo para ellos, dice Yavé.


Entraron y la disfrutaron. Pero no escucharon tu voz, ni anduvieron en tu Ley. Nada hicieron de lo que les mandaste hacer. Por tanto enviaste sobre ellos todo este mal.


Al fin de siete años cada uno de ustedes dejará en libertad a su hermano hebreo que te fue vendido. Seis años le servirá, y lo dejarás ir libre. Pero sus antepasados no me escucharon ni inclinaron su oído.


Les envié a mis esclavos profetas de madrugada y sin cesar para decirles: Regrese ahora cada uno de su mal camino y enmienden sus obras. No vayan tras ʼelohim extraños para servirles, y vivirán en la tierra que les di a ustedes y a sus antepasados. Pero no inclinaron sus oídos, ni me obedecieron.


Por tanto Yavé, ʼElohim de las huestes, ʼElohim de Israel, dice: Ciertamente Yo traigo sobre Judá y sobre todos los habitantes de Jerusalén todo el mal que hablé contra ellos, por cuanto les hablé y no escucharon. Los llamé, y no respondieron.


Pero Jeremías le respondió: No te entregarán. Oye ahora la voz de Yavé en lo que te digo, y te irá bien y vivirás.


En cuanto a la Palabra que nos hablaste en Nombre de Yavé, no te obedeceremos.


Al contrario, cumpliremos ciertamente toda palabra salida de nuestra boca con respecto a quemar incienso a la Reina del Cielo, y derramarle libaciones a ella, como hicimos nosotros y nuestros antepasados, nuestros reyes y nuestros magistrados en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, con lo cual tuvimos abundancia de pan. Éramos felices y no veíamos algún mal.


Pero no escucharon ni inclinaron sus oídos para regresar de su perversidad y dejar de quemar incienso a ʼelohim extraños.


Ahora pues, porque cometieron tales acciones, dice Yavé, porque les hablé de madrugada sin cesar y no quisieron escuchar, y los llamé y no respondieron,


Pero no escucharon ni inclinaron su oído, sino anduvieron con la dureza de su terco corazón, según su propio designio. Fueron hacia atrás y no hacia delante.


Pero no me escucharon ni inclinaron su oído. Más bien se volvieron indómitos, y fueron peores que sus antepasados.


Pero ellos se rebelaron contra mí. No quisieron escucharme. No echó cada uno de delante de él mismo las repugnancias que tenían ante sus ojos, ni dejaron los ídolos de Egipto. Entonces dije que derramaría mi furor sobre ellos para cumplir mi furor contra ellos en la tierra de Egipto.


No sean como sus antepasados, a quienes los primeros profetas proclamaron: Yavé de las huestes dice: Regresen ahora de sus malos caminos y de sus malas obras. Pero no escucharon, ni me atendieron, dice Yavé.


Pero no quisieron escuchar, más bien volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no escuchar.


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