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Génesis 32:26 - Palabra de Dios para ti 2022

26 Entonces el Varón dijo: Déjame, por que raya el alba. Y Jacob dijo: No te dejaré, si no me bendices.

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Biblia Reina Valera 1960

26 Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Luego el hombre le dijo: —¡Déjame ir, pues ya amanece! —No te dejaré ir a menos que me bendigas —le dijo Jacob.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Este, viendo que no lo podía vencer, tocó a Jacob en la ingle, y se dislocó la cadera de Jacob mientras luchaba con él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Entonces dijo:° Déjame, que raya el alba. Y él dijo: No te dejaré, si no me bendices.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 pero viendo que no podía dominarle, le tocó en la articulación del muslo. Entonces la articulación del muslo de Jacob se dislocó mientras luchaba contra él.

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Génesis 32:26
19 Referans Kwoze  

Pero viendo que no podía con él, le atacó el encaje de su muslo, y se le descoyuntó el muslo a Jacob mientras luchaba con Él.


Le preguntó: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.


Jabes invocó al ʼElohim de Israel: ¡Oh, que me des bendición y ensanches mi territorio, que tu mano esté conmigo y me libres del mal, para que no me dañe! Y ʼElohim le concedió lo que pidió.


ʼElohim tenga compasión de nosotros y nos bendiga, Resplandezca su rostro sobre nosotros, Selah


Deja ahora que se encienda mi ira contra ellos y los consuma, y haré de ti una nación grande.


Apenas pasé de allí, Hallé al que ama mi alma. Me agarré de él y no lo dejé, Hasta que lo introduje en la casa de mi madre, En la habitación de la que me concibió.


Tu cabeza se yergue como la montaña Carmelo, Y tu cabellera es como la púrpura. ¡El rey está cautivo en tus trenzas!


Yavé, el Santo de Israel, tu Formador, dice: ¿Me pedirán cuenta de mis hijos? ¿Me darán órdenes para la obra de mis manos?


No hay quien invoque tu Nombre, que despierte para apoyarse en Ti, porque ocultaste tu rostro de nosotros, y nos entregaste al poder de nuestras iniquidades.


Luchó con el Ángel y prevaleció. Lloró, y le imploró gracia. En Bet-ʼEl lo encontró, y allí habló con nosotros.


Pero en todas estas cosas ganamos la más gloriosa victoria por medio de Aquel que nos amó.


Por tanto, mis hermanos amados, estén firmes e inconmovibles. Abunden en la obra del Señor siempre y entiendan que su trabajo en el Señor no es vano.


¡Deja que los destruya y borre su nombre de debajo del cielo. Haré de ti una nación más fuerte y grande que ellos!


Cuando estaba en la tierra, Cristo presentó ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado a causa de la sumisión reverente.


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