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Éxodo 18:21 - Palabra de Dios para ti 2022

21 Además, escoge tú mismo entre todo el pueblo a hombres capaces, temerosos de ʼElohim, hombres veraces, aborrecedores del lucro, y desígnalos como jefes de miles, jefes de cientos, jefes de cincuenta y jefes de diez.

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Biblia Reina Valera 1960

21 Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Sin embargo, elige, de entre todo el pueblo, a algunos hombres con capacidad y honestidad, temerosos de Dios y que odien el soborno. Nómbralos jefes de grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Pero elige entre los hombres del pueblo algunos que sean valiosos y que teman a Dios, hombres íntegros y que no se dejen sobornar, y los pondrás al frente del pueblo como jefes de mil, de cien, de cincuenta o de diez.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Pero, escoge° tú mismo entre todo el pueblo a hombres de valor, temerosos de Dios, hombres veraces, aborrecedores del lucro, y ponlos por jefes de miles, jefes de cientos, jefes de cincuenta y jefes de diez.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Pero elige de entre todo el pueblo hombres de valer, temerosos de Dios, hombres fieles, que aborrezcan la ganancia injusta, y ponlos al frente de ellos como jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez;

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Éxodo 18:21
49 Referans Kwoze  

El Ángel le dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho. Nada le hagas, pues ya entiendo que eres temeroso de ʼElohim por cuanto no me rehusaste a tu único hijo.


Pero al tercer día José les dijo: Hagan esto y vivirán. Yo temo a ʼElohim.


La tierra de Egipto está delante de ti. Haz que tu padre y tus hermanos vivan en lo mejor de esta tierra. Que vivan en la tierra de Gosén, y si juzgas que hay entre ellos hombres aptos, colócalos como pastores principales de mi ganado.


Entonces David pasó revista a la gente que tenía consigo, y designó para ellos jefes de miles y jefes de cientos.


Dice el ʼElohim de Israel, Me habló la Roca de Israel, El que gobierna a los hombres con justicia, El que gobierna con el temor de ʼElohim.


Lo que sucederá será que después que yo me aleje de ti, el Espíritu de Yavé te llevará donde yo no sepa, de modo que cuando yo vaya a decirle a Acab, él no podrá hallarte y me matará. Aunque yo, tu esclavo, temo a Yavé desde mi juventud.


Acab llamó a Abdías, quien era administrador del palacio y temía en gran manera a Yavé.


Y tú, Esdras, según la sabiduría que te da tu ʼElohim, establece magistrados y jueces que juzguen a todo el pueblo de Más Allá del Río, a todos los que conocen la Leyes de tu ʼElohim. Puedes enseñarlas a cualquiera que las ignore.


Y agregué: No es bueno lo que hacen. ¿No deberían andar con el temor de nuestro ʼElohim, a causa del oprobio de nuestros enemigos gentiles?


Entonces puse al frente de Jerusalén a mi hermano Hanani, y a Hananías, jefe de la ciudadela, pues éste era un hombre fiel y temía a ʼElohim más que muchos.


Hubo un hombre en la tierra de Uz llamado Job. Aquel varón era intachable, recto, temeroso de ʼElohim y apartado del mal.


Era padre de los menesterosos. Me informaba con diligencia de la causa que no entendía.


Si menosprecié el derecho de mi esclavo o de mi esclava, cuando ellos tenían una queja contra mí,


Oh Yavé, ¿quién morará en tu Tabernáculo? ¿Quién morará en tu Montaña Santa?


Quien no presta su dinero con interés, Ni acepta soborno contra el inocente. El que hace estas cosas jamás será movido.


Moisés dijo a Josué: Escógenos varones y sal a luchar contra Amalec. Mañana yo me ubicaré en la cumbre de la colina con la vara de ʼElohim en mi mano.


Moisés escogió hombres capaces de todo Israel y los constituyó como jefes sobre el pueblo, jefes de miles, de cientos, de cincuenta, y de decena.


Por la rebelión de la tierra sus jefes son muchos, Pero por el hombre entendido y sabio permanece estable.


La conclusión de todo el discurso oído es: Teme a ʼElohim y guarda sus Mandamientos, Porque esto es el todo del hombre.


Será establecido un trono en el Tabernáculo de David fundado en la misericordia y la verdad. En él se sentará un Juez celoso del justo juicio, solícito de la justicia.


El que anda en justicia y habla con rectitud, el que rehúsa el lucro de violencias, el que sacude su mano para no recibir soborno, el que tapa sus oídos para no escuchar propuestas sanguinarias, el que cierra sus ojos para no ver lo malo.


No hay quien clame por justicia. No hay quien discuta con fidelidad. Se apoyan en palabras vanas y dicen falsedad. Conciben perversidad y dan a luz iniquidad.


Recorran las calles de Jerusalén. Miren e infórmense. Busquen en sus plazas para ver si hallan un solo hombre y si hallan alguno que practique justicia, que busque la verdad, y Yo la perdonaré.


que no presta con usura ni cobra intereses, que detiene su mano de la iniquidad, juzga de modo imparcial entre hombre y hombre,


En ti reciben soborno para derramar sangre. Prestas por interés y con usura. Defraudas con violencia a tu prójimo. Te olvidaste de Mí, dice ʼAdonay Yavé.


Yavé de las huestes dice: Administren verdadera justicia. Muestren misericordia y compasión cada uno a su prójimo.


Estas son las cosas que deben hacer: Hablen verdad cada uno con su prójimo. Juzguen en sus puertas con verdad y juicio de paz.


Estos fueron los designados de entre la congregación, representantes de las tribus de sus antepasados y jefes de los millares de Israel.


y un varón de cada tribu, cada uno jefe de su casa paterna, estará con ustedes.


Si tocan una sola, entonces se congregarán ante ti los jefes de millares de Israel.


Había un juez en una ciudad que no temía a Dios ni respetaba a hombre.


No quería por un tiempo, pero después de esto se dijo: Aunque no temo a Dios, ni respeto a hombre,


De nadie codicié plata, ni oro, ni ropa.


Por tanto, hermanos, busquen de entre ustedes a siete varones aprobados, llenos del Espíritu y de sabiduría, a quienes encarguemos este servicio,


Entonces los ancianos de la ciudad tomarán al hombre y lo castigarán,


no adicto al vino, ni pendenciero, sino amable, apacible, no avaro,


También enviaron a diez jefes, un jefe de cada casa paterna de todas las tribus de Israel, cada uno de los cuales era jefe de su casa paterna entre los millares de Israel.


Los designará para él como jefes de millares y jefes de cincuentenas para arar sus campos, recoger su cosecha y hacer sus armas de guerra y los equipos de guerra de sus carruajes.


Pero sus hijos no andaban por los caminos de él, sino se apartaron tras la ganancia deshonesta. Recibían soborno y pervertían la justicia.


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