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Daniel 7:10 - Palabra de Dios para ti 2022

10 Un río de fuego procedía de delante de Él y corría. Millares de millares le servían, y millones de millones estaban en pie delante de Él. El Juez se sentó, y los rollos fueron abiertos.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 y un río de fuego brotaba de su presencia. Millones de ángeles le atendían; muchos millones se pusieron de pie para servirle. Entonces comenzó la sesión del tribunal y se abrieron los libros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Un río de fuego brotaba y corría de delante de él; miles y millares le servían, millones y millones permanecían de pie en su presencia. Se constituyó el tribunal y abrieron los libros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Un río de fuego corría y salía de delante de Él. Millares de millares lo servían, y millones de millones estaban de pie ante su presencia. Entonces el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Un río de fuego corría, fluía delante de él. Miles de millares le servían, miríadas de miríadas le obedecían. Se sentó el tribunal y se abrieron los libros.

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Daniel 7:10
26 Referans Kwoze  

Y Micaías respondió: Por eso escuchen la Palabra de Yavé: Vi a Yavé sentado en su trono. Todo el ejército de los cielos estaba en pie junto a Él, a su derecha y a su izquierda.


Pero Micaías dijo: Por eso oigan la Palabra de Yavé: Vi a Yavé sentado en su trono. Toda la hueste de los cielos estaba a su derecha y a su izquierda.


¿Tienen número sus huestes? ¿Sobre quién no está su luz?


Bendigan a Yavé, ustedes todas sus huestes, Ministros suyos que hacen su voluntad.


De su nariz se levantó una humareda, Un fuego de su boca devoró, Carbones fueron encendidos por Él.


Que venga nuestro ʼElohim, y no en silencio. Un fuego devorador lo precede, Y alrededor de Él ruge una gran tempestad.


Las carrozas de ʼElohim son miríadas de miríadas, y millares de millares. Desde Sinaí, ʼAdonay avanza entre ellas al Santuario.


Ciertamente el Nombre de Yavé viene de lejos, y se acerca airado y levanta densa humareda. Sus labios están llenos de ira y su lengua es fuego devorador.


Porque hace tiempo una hoguera profunda y ancha está dispuesta para el rey con abundante leña en Tofet. El soplo de Yavé la enciende como torrente de azufre.


Miguel, el gran arcángel que respalda a los hijos de tu pueblo se levantará en aquel tiempo. Será tiempo de angustia, como nunca hubo desde cuando existen las naciones hasta entonces. Pero en aquel tiempo tu pueblo será libertado, todos los que se hallen inscritos en el rollo.


hasta que vino el Anciano de Días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo. Cuando llegó el tiempo, los santos poseyeron el reino.


Pero el Juez se sentará y le quitará su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin.


Ustedes huirán por el valle de mis montañas porque el valle de las montañas llegará hasta Azal. Huirán como huyeron por causa del terremoto en los días del rey Uzías de Judá. Entonces vendrá Yavé, mi ʼElohim, y todos los santos con Él.


Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con Él, se sentará en su trono de gloria.


Yavé vino de Sinaí, Y desde Seír les esclareció. Resplandeció desde la montaña Parán, Avanza entre diez millares de santos Con una Ley de fuego en su mano derecha para ellos.


¿No son todos los ángeles espíritus servidores, enviados para ayudar a los herederos de la salvación?


Ustedes, en cambio, se acercaron a la Montaña Sion, a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, a muchos millares de ángeles,


También con respecto a éstos Enoc, séptimo patriarca desde Adán, profetizó: Ciertamente el Señor vino con sus santas miríadas


Las naciones se airaron. Pero llegó tu ira y el tiempo para juzgar a los muertos, dar el galardón a tus esclavos profetas, a los santos, a los que temen tu Nombre, a los pequeños y a los grandes, y para destruir a los que destruyen la tierra.


Miré, y escuché una voz de muchos ángeles alrededor del trono, de los seres vivientes y de los ancianos. El número de ellos era miríadas de miríadas y millares de millares


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